1. Elena y el bañista


    Fecha: 12/10/2018, Categorías: Anal Autor: zuppo, Fuente: CuentoRelatos

    ... cabeza del agua para recibirla.
    
    Cuando la tuvo entre sus brazos le dijo:
    
    - Has venido nadando sola, bravo! Mientras le acariciaba los pezones.
    
    - Tenemos unos 15 minutos antes de que vuelvan, llévame a nadar otra vez.
    
    La condujo hacia la zona de las barcas de pescadores, un poco alejada de la costa, y se escondieron de la vista desde la playa tras una. Él se agarró del tolete de la barca, ofreciéndole su muslo, al que ella se subió, recogiendo el bikini, para sentir como su sexo liberado se frotaba piel con piel con el peludo muslo de su amante, quien le recorría la cara y el cuello con su mano libre. Busco su pinga, quería palparla, magrearla, apretaba la cabeza y bajaba hasta el tronco masturbándola mientras sus labios se juntaban en un intenso y salado beso. Cuando notó su mano hurgando entre sus nalgas, ella se bajó de su muslo y se agarró a la barca, liberándole para que él pudiera abordarla libremente.
    
    Se colocó a su lado y mientras le aplastaba la pinga contra su muslo, una mano paseaba por su coño y la otra por su culo.
    
    - Méteme los dedos.
    
    Comenzó a penetrarla con sus dedos, ella reclamó sus labios y su pinga, sintió el índice intentando clavarse en su ojete.
    
    - Mi culo está virgen para ti, quiero que seas tú quien me lo abra.
    
    Se colocó frente a ella y al mismo tiempo le penetró la pinga en el coño y el dedo en el culo comenzando a bombear, ella se agarró con ambas manos a la barca y cuando sintió que otro dedo le entraba abrió sus muslos ...
    ... tanto como pudo.
    
    Cuando salió de ella, esta se dio la vuelta, ofreciéndole su trasera. La tomó con decisión por la cintura y le aplastó la pinga entre sus nalgotas, mientras con la mano le sobaba el sexo, transitando entre sus inflamados labios, recorriendo pliegues, encendiendo su botón que hacía rato asomaba de su capuchón envuelvo en fluidos con los que le lubricó el ojete. Entonces sintió el ariete rojo que la otra la mano había dirigido buscando hincarse en su culo y se le escapó un ay!! Cuando la cabeza se le alojó dentro. Quieto, sin embestirla, comenzó a batirle vigorosamente el clítoris, provocándole movimientos de cintura, con los cuales ella misma se fue metiendo la pinga hasta el fondo, hasta derramándose en un orgasmo que él esperaba para, agarrándola firmemente con ambas manos por la cintura, comenzar a bombearle hasta derramarle dentro toda la leche que había estado hirviéndole en los huevos. Ella sintió el cálido chorro en su interior y le sobrevino un segundo y más intenso orgasmo.
    
    Volvieron a la orilla nadando por separado, él llegó antes y se acomodó en su toalla, ella nadaba más lento y pasó un rato acomodándose el bikini y lavándose en la orilla.
    
    Tumbado sobre la toalla con los ojos cerrados la pensaba, complacido del intenso momento de placer compartido que guardaría para siempre en su memoria.
    
    Cuando ella llegó, oyó a su marido preguntarle de donde venía, ella respondió con seguridad: de nadar!
    
    - Pero si tú no sabes nadar! -dijo el hijo ...
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