1. En un hotel respetable


    Fecha: 03/11/2023, Categorías: Bisexuales Autor: Dr Arroyo, Fuente: CuentoRelatos

    ... respetable y haciéndose el desorientado atravesó la calle para llegar al camellón. Se paró a diez metros de donde estaba sentado y de plano me modeló el cuerpazo que se cargaba haciendo como que buscaba algún lugar a su derecha y luego a su izquierda en una actuación aceptable de alguien que anda buscando algo. Jeans ajustados que lucían sus preciosas nalgas y le marcaban la rica verga, la camiseta ajustadísima que hacía ver delicioso su pecho, sus brazos y su abdomen. Desde donde estaba sentado pude darme cuenta de que tenía ojos verdes oscuro y labios de besar sabroso y mamar delicioso. Cuando estuvo seguro de que me había lucido lo suficiente su cuerpo y calentado lo necesario para lo que se ofreciera (como si me hiciera falta estar más caliente), se acercó así como que no quiere la cosa.
    
    Me preguntó si conocía una farmacia cercana y de inmediato supe que era un clásico trámite para ligar a alguien, porque era imposible que no hubiera visto una farmacia que estaba a media cuadra y que para colmo tenía un enorme anuncio luminoso que decía en letras mayúsculas “farmacia”. Me halagó el ligue, así que decidí jugar con las reglas del juego. Platicamos cosas tan absolutamente intrascendentes que comprendí que quería lo mismo que yo: arrancarme la ropa, morderme, lamerme, besarme, cogerme, llenarme de semen, tanto como yo quería hacerlo con él. Después de un rato de plática ociosa pero veloz, lo acompañé a la dichosa farmacia a donde compró cosas igualmente inútiles. Luego ...
    ... de todos estos años me doy cuenta de que él estaba nervioso y que con la plática y las compras bobas intentaba diluir su nerviosismo. Pero al fin llegó a la parte que no podía evitar si es que de veras quería que algo pasara: “¿quieres subir conmigo a mi habitación?” Dije que sí inmediatamente, no tenía la menor intención de ocultar las ganas que tenía de coger con este rico macho. La entrada a su hotel respetable fue el típico ritual de iniciación en cada hotel, respetable o no: miradas supuestamente discretas de los trabajadores pero que todas dicen cosas como “¡pillines!, ¡cochinotes!, ¡se van a chupar sus cositas, maricones!, ¿quién de ustedes es la mujercita?”, como si ellos fueran gente de conducta intachable en posición de señalar con dedo flamígero a los demás, cada uno de ésos empleados habían visto muchas cosas, protagonizado otras tantas y aun así se daban aires de pureza moral. Así son los hipócritas.
    
    Pero al entrar a su habitación, todo cambió. Prendió la televisión como quien enciende una lámpara y no lo dudé, me acerqué a su espalda y así lo abracé. Recibió el abrazo con gusto y se notaba que lo estaba esperando, emitió un suspiro que no pudo ocultar y repegó su cuerpo al mío. Sentía su espalda completamente en mi pecho y sus nalgas firmemente pegadas a mi bajo vientre. Por supuesto que sintió mi verga erecta y lo disfrutaba con esas ricas nalgas que se cargaba. Olía a recién bañado y perfumado. Aroma de hombre limpio, fragancia varonil, pero eso no bastaba ...
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