1. En un hotel respetable


    Fecha: 03/11/2023, Categorías: Bisexuales Autor: Dr Arroyo, Fuente: CuentoRelatos

    ... para ocultar el indefinible pero perceptible olor de un hombre caliente que quiere coger. Por encima de la tela de la camiseta acaricié suavemente ése pecho que, a fin de cuentas, era lo que me había atrapado y llevado hasta allí. Tenía erectos los pezones. Me torturé un poco más sin quitarle la ropa. Parecíamos estar bailando una calmada. Besé suavemente su cuello y su nuca. Nuestros cuerpos se frotaban con mayor fuerza y la temperatura, literalmente, aumentaba. Bajé mi mano derecha y palpé su verga por encima de los jeans. Mi mano fue feliz de encontrar una verga de buen tamaño y de dureza que delataba las ganas que tenía de ser acariciada, así que le bajé las cremallera y metí mi mano en su pantalón para poder acariciarle la verga sin obstáculos mientras seguíamos frotando nuestros cuerpos y besaba su cuello, su nuca y sus hombros.
    
    Encontré una verga durísima, cálida y muy húmeda porque secretaba grandes cantidades de líquido lubricante. Por fin él se volteó y nos besamos rico, profundo, con mucha lengua y mordidas de labios. Ya no aguanté más y le quité la camiseta. Comprobé que si era difícil de poner, también lo era de quitar. Pero al lograrlo, no dudé y me lancé a besar ese pecho lampiño y musculoso, oloroso a macho que quiere coger, con sabor a sexo. Gimió cuando mi lengua jugó con sus pezones y respiraba agitado al sentir mis labios recorrer su pecho mientras mis manos acariciaban su espalda. Me di gusto besando sus brazos fuertes, me imagino que iba al gimnasio ...
    ... pero no era de los estúpidos que toman pastillitas para agrandarles los músculos y que acaban por empequeñecerles los huevos. Eran unos brazos torneados, definidos, muy cachondos, sin vellos como su pecho. Besé, lamí y mordí suavemente cada parte de sus brazos gozando con sus reacciones cada vez menos controladas. Besé su cuello, disfruté su boca y su lengua, mordí sus labios si querer resistirme al encanto de su boca antojosa mientras mis manos acariciaban y estrujaban su pecho, pellizcando sus pezones, mordiendo ocasionalmente su brazos.
    
    No pude ni quise controlarme más. Me arrodillé y le bajé los pantalones de un jalón. Ante mí quedó parada una verga de muy buen tamaño, durísima, húmeda, ligeramente curvada a mi izquierda, de glande rosado y brillante, huevos sabrosos y llenos de leche. Lo miré a los ojos y sin decir nada metí su verga a mi boca. Era una fantasía hecha realidad: de rodillas mamarle la verga a un hombre de mi gusto y elección. Y lo gocé como enajenado. Qué delicia es tener una verga en la boca, bien parada, dura de excitación y deseo, que está manando constantemente líquido lubricante y beberlo con ansiedad. (Para los lectores morbosos: deberían animarse a hacer eso que sólo se atreven a fantasear cuando leen estas historias encerrados en el baño de su casa sabiendo lo felices que serían mamando verga y gimiendo como putas cuando se los cojan. Ah, pero es que son respetables padres de familia o cosas por el estilo, el qué dirán, ya se sabe. Y si quienes ...
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