1. Un castigo ejemplar


    Fecha: 06/11/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... el día que no tengo reuniones”.
    
    Mirándome fijamente, y sonriendo me dijiste:
    
    “Será una serendipia. Procura tener cuidado hoy y no usar nuestra palabra de seguridad salvo que sea estrictamente necesario, o las cosas se pondrán peor para ti”.
    
    Contesté con un hondo: “Sí, Ama”, mientras notaba como un torrente de calor inundaba mi cuerpo. Lo tenías todo pensado. El tono de tu voz y la intensidad de tu mirada, reflejaban en mi mente la señal de peligro, así que me vestí con la ropa elegida y me puse a trabajar. O mejor dicho, me senté en la silla a intentar trabajar, porque estaba excitado y no dejaba de pensar qué sería lo que habías preparado para ese día en el que recibiría el castigo por mi constante inseguridad.
    
    La mañana se me hizo eterna. Además, el hecho de que Ella teletrabajara, no me lo ponía fácil. Sentí que levantabas entre los dos un muro de silencio y de frialdad muy poco común en nuestro día a día, lleno de sonrisa, complicidad y bromas. Pero estabas sembrando las semillas del castigo, y por la intensidad que sentí en todo lo que sucedió esa mañana, notaba que no tardaría mucho en descubrir de lo que se trataba.
    
    A la hora de comer, te acercaste a mi escritorio para comprobar que estaba guardando el portátil y el cuaderno electrónico en la mochila, con lo que de algún modo, daba por terminada la semana laboral. Te miré y me acerqué subido en mis tacones, con el vestido verde y demás vestimenta. Quería darte un beso, pero retiraste la cara y en ...
    ... vez de un beso me llevé una sonora bofetada que no esperaba.
    
    Te miré sorprendido, y sin solución de continuidad, me escupiste en la cara para volver a darme otra bofetada aún más fuerte que la anterior, y me dijiste con cierta solemnidad:
    
    “Hoy no te vas a divertir, Pedro. Quiero que te quede claro desde ahora, porque necesito que estés preparado para lo que viene. Necesito que te quites de la cabeza esa ridícula idea de que tu pollita no es capaz de satisfacerme como deseo. ¿Lo entiendes? ¿Estás listo?”.
    
    Contesté que sí lo estaba, y bajé la mirada. Sentí fuego subir desde mi estómago hasta mi cabeza. Un punto de vergüenza, de humillación… y cierta excitación que empujaba mi pequeña polla por fuera del tanga y que se hacía sentir en la silueta de mi vestido. Al darte cuenta, no pudiste evitar sonreír y decirme:
    
    “Pero qué puta eres, cariño”.
    
    Solo esa frase, rebajó la tensión y frialdad por un segundo, pero inmediatamente después me dijiste que fuera a la cocina a preparar la comida y que te la sirviera en el salón. También me dijiste que habías dejado pan y agua en mi bol preparada, así que ya habías cumplido, y con cierto tono de sorna, comentaste:
    
    ¿Ves qué bonito, mi amor? Yo te preparo la comida, y tú me la preparas a mí”.
    
    Bajando la mirada, me dirigí a la cocina y tras 45 minutos, te preparé la comida y la llevé al salón, donde encontré el bol con el agua y el pan justo a tus pies. Mientras comías, me arrodillé y comí del bol. La segunda vez del día, ...
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