El esposo de Lucía
Fecha: 09/11/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... comisiones. No le va mal y de eso vivimos, al fin y al cabo. ¿No lo dices muy entusiasmada? Es que al principio una ve y solo aprecia las comodidades que el dinero puede comprar, pero después se valora otras cosas, la compañía, el trabajo en equipo para sacar adelante la familia, el apoyo para resolver dificultades. No todo lo que se valora es lo económico. Entiendo, respondí.
Pero, me atrevo a preguntarte, ¿tu relación es estable en todos los sentidos? Sí. No me puedo quejar. Al menos sé a qué atenerme en todos los casos. ¿Cómo así? Me perdí. Explícame. ¿Cómo es eso? A veces es complicado mantener una convivencia a distancia. Yo me he sentido sola y desprotegida muchas veces y hemos tenido nuestras crisis por ese motivo. He creído que él se fija en otras personas y que no le importo, y me costó trabajo aceptar que las relaciones sociales son parte esencial de su trabajo y que gracias a ello ha obtenido el éxito y reconocimiento que tiene en su trabajo. Y, por otra parte, que, estando separados, cada uno tenga la posibilidad de solventar sus necesidades físicas sin que ello afecte el vínculo con la pareja.
Otra vez me perdí, comenté. ¡Explícame! Bueno, dijo riendo, es un tanto complicado de explicar. Él es hombre y tiene sus necesidades. Yo soy mujer y tengo las mías. Y estando juntos resolvemos tales necesidades teniéndonos el uno al otro. Pero si no estamos juntos, cada quien tiene que resolver sus necesidades por su cuenta. ¿Estamos hablando de sexo? Pregunté. Sí, ...
... dijo. Creería entender, entonces, que han llegado al acuerdo de llevar una relación matrimonial abierta, no limitada sexualmente a la compañía que el otro miembro de la pareja le pueda proporcionar. ¿Es eso? Sí. Mas o menos. ¿Te parece extraño? No, respondí. Hoy en día eso parecer ser algo muy común. ¿No?
Y, ¿cómo empezó todo? Al principio, cuando regresaba de sus viajes, todo era pasión en el reencuentro, pero, pasado el tiempo, las cosas ya no eran lo mismo. Tuve la impresión de que ya no le gustaba y que no le entusiasmaba mi compañía lo mismo que antes. Me sentí afectada por un tiempo, hice pataletas, reclamos, escenas de celos, todo lo cual, al final, agravó más las cosas, porque él parecía querer quedarse eternamente en sus viajes y no volver a casa. La verdad, la cosa estuvo un tanto complicada. Acudí al apoyo de un terapeuta, quien me recomendó considerar las cosas desde diferentes ópticas y valorar los pros y contras de las decisiones que pasaban por mi cabeza en esos momentos.
El me propuso contemplar tres opciones para salvar la relación, si es que de verdad había voluntad de nuestra parte para hacerlo: La primera, tomar un respiro en la convivencia, darnos la libertad de experimentar lo que cada cual considerara conveniente y, después de un tiempo, seis meses a un año, retomar la relación, si es que esa era la opción. La segunda, compartir en pareja las experiencias que ayudaran a satisfacer las necesidades de uno y otro, y fortalecer la mutua confianza y el ...