1. La chica del centro comercial


    Fecha: 13/11/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: SebastianYLN, Fuente: CuentoRelatos

    ... sutilmente acomodo mis dedos a la forma que más placentero los pudiera sentir y dirigió las primeras penetraciones. Una vez conseguí el ritmo ella soltó mi mano y comenzó a disfrutar lo que hacía. No pude evitar volver a usar mi boca. Combine los dedos con mi lengua para que ella llegara a su segundo orgasmo casi inmediato. Esta vez no le di oportunidad y seguí hasta lograr un tercero. Cuando iba a seguir me dijo entre gemidos que por favor se lo metiera y yo como amante obediente así lo hice. Me moví hacia encima de ella, volví a mover el panty hacia el lado y acomodé la cabeza caliente de mi pene en la entrada de su vulva. Mirandola fijamente a los ojos lo clave completamente, ganándome que me clavara sus uñas en mis nalgas. Apoyé mis manos en la cama y comencé a envestirla en posición de misionero. Así nos besamos apasionadamente mientras la penetraba y ella me rodeaba con sus formados muslos.
    
    Cambiamos de posición y ella esta vez se fue arriba de mí. Ella apoyo sus manos en mi pecho y comenzó a moverse para adelante y atrás con movimientos fuertes y realmente placenteros. Mi pene llenaba completamente su cavidad sin necesidad de salir. La agarre por la cintura para yo poder robarle la guía de nuestro ritmo, pero Yolanda me las saco y me las puso detrás de mi cabeza. Claramente quería ...
    ... dominar la acción y yo simplemente volví a obedecer. Siguió sus movimientos y yo en mi desesperación la agarre por el cuello, no con intención de asfixiarla, aunque con firmeza, mi intención era lograr ver sus ojos mientras sentía mi carne dentro de ella. Ver el placer en su cara era una vista inigualable. Esta mujer podía hacer conmigo cualquiera cosa que ella se propusiera y yo no presentaba resistencia. En medio de aquellos movimientos tuvo otro intenso orgasmo y me lo hizo saber clavándome las una en mi pecho. Siguió sus movimientos, pero ya se veía exhausta, entonces fue ella misma quien movió mis manos de su cuello a sus caderas, ordenándome sin palabras que yo podía tomar el control. Comencé a envestirla levantándola y clavándola repetidamente hasta que nuestros cuerpos aplaudían de placer. Esto la llevo a un último orgasmo que fue acompañado de la caliente sensación de mi semen llenándola toda por dentro.
    
    Se dejo caer sobre mí y estuvimos besándonos un rato hasta que ambos nos quedamos dormidos. Cuando desperté ya era de mañana y Yolanda se había ido, además de todas las marcas de uñas en mi cuerpo y una sensación de placer inmensa, me dejo una nota que leía “No sé para quien eran estas lindas piezas, pero ya son mías al igual que tú. Te espero en mi apartamento esta noche, trae vino”. 
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