1. Noches de póker (Parte 3)


    Fecha: 29/11/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Rick71, Fuente: CuentoRelatos

    ... pararse y con un poco de esfuerzo, se sacó los jeans. Marcelo nos miró pero nos dijo: “no, yo me retiro”. Nos reímos un rato, pero lo convencimos. Se paró para sacarse los pantalones y al bajarlos, dejó a la vista una hermosa tanga negra, que en su trasero solo tenía un hilo. Nos quedamos un poco sorprendidos, pero Ana le dio un palmazo en una nalga y le dijo que se le veía bien. Con esos nos reímos y seguimos jugando.
    
    Paula se retiró, Marcelo se retiró y Ana tuvo que doblar su apuesta, por lo que se sacó el sostén y cubriéndose con un brazo, lo dejó en la mesa. En la mesa había un par de 2 y un rey. Yo pagué y volví a subir la apuesta en una prenda más y ella tuvo que sacarse su calzón de encajes rosados. Al mostrar sus cartas, ella tenía un 2, haciendo un trío de 2. Pero yo le mostré mi par de reyes que tenía en la mano y con eso se convirtió en la primera perdedora.
    
    Marcelo se quedó solamente con su tanga, pero Paula y yo estábamos completamente vestidos, excepto por los zapatos.
    
    Nos quedamos en la mesa de póker, Marcelo dijo que no jugaba más, así que Paula y yo jugamos solo a carta mayor para ver quien era el ganador. Ella sacó un 5 y yo un 9. Nos reímos y brindamos por la salud del ganador. Le dije a Paula que como yo era el ganador, ella al menos se tenía que sacar la polera y un poco ebria de tantos tragos, lo hizo de un solo tirón.
    
    Nos reímos un poco más y luego a Paula se le ocurrió que la perdedora debía pagar alguna penitencia y como yo era el ...
    ... ganador, la penitencia la debía dar yo.
    
    Pasamos al living y nos sentamos Marcelo, Paula en el centro y yo al otro lado y en un sofá personal, Ana.
    
    Ana, como eres la perdedora esta noche serás nuestra esclava y partirás lamiendo nuestros pies.
    
    Ana se bajó del sillón y se acercó a nosotros gateando. Nosotros juntamos nuestros pies y ella los empezó a lamer, repartiendo su tiempo entre nuestros pies. Yo me saqué el cinturón e hice un lazo con un extremo. Se lo pasé a través de la cabeza y dejé ese lazo en el cuello, como una correa para pasear animales.
    
    Desde este momento no te puedes volver a poner de pie, eres nuestra perra y nos trataras de amos.
    
    La tomé del pelo para que me mirara y le pregunté: ¿Entendiste? Si, me respondió. ¿Si qué? Si amo. Con eso, le di una buena nalgada, sonora: Que no se te olvide que eres nuestra perra.
    
    Tomé la correa y comencé a pasearla por el living, ella gateaba a mi lado.
    
    Paula miraba con ojos abiertos sin quitarle la mirada a Ana. Marcelo, inconscientemente, tenía su mano sobre su paquete y se tocaba el pene erecto que se escondía bajo su tanga. De pronto, se paró y fue por su propio pantalón y le sacó su cinturón. Hizo el mismo lazo y se lo puso en su cuello, luego se agachó y gateó donde estaba yo, levantó el lazo y me dijo:
    
    Amo, yo también perdí en el póker, creo que también merezco su penitencia.
    
    Yo le di una cachetada y le tomé de la barbilla.
    
    ¿Quién te dijo que me podías hablar? No serás mi esclavo. Serás el esclavo ...