1. Adúltera


    Fecha: 10/12/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando debería ser yo la voz cantante.
    
    Con todo ello, después de orinar y de elucubrar reparo en que no lo he pasado bien, sino de fábula, pese a ello, mi conciencia me aprisiona en un intento de atenazar mi espíritu.
    
    Me subo las bragas e intento adecentar mi vestido. Pasada la euforia siento un poco de vergüenza por lo que acabo de hacer con el que podría ser mi hijo. ¿Qué pensará? ¿Debo actuar ahora como si lo que ha ocurrido fuese lo más normal del mundo, o monto un drama haciéndole saber que esto no debería haber pasado? Me dejo llevar.
    
    Abro la puerta trasera del coche con la intención de advertirle que debemos irnos ya. Izan sigue sentado conforme lo he dejado al salir yo: sin pantalones, pero ahora muestra una erección como si nada hubiese pasado. Él me mira sin dejar de acariciarse una verga completamente dispuesta. No puedo decir que no me resulta morbosa la situación. Tampoco que no me apetece seguir. Es más, quiero sentarme en su polla y cabalgarlo como lo haría una jinete experta. Mi deseo lucha contra la sensatez, pero ésta me abandonó hace rato en la segunda copa.
    
    Me anima a entrar de nuevo en el vehículo. Lo único que pienso es que mi hijo podría regresar antes que yo a casa y no sabría qué decir. Ahora no pienso en mi marido. La verga que apunta hacia mí amenazante me lo impide. ¡Menuda verga calza el niñato! Pienso.
    
    Paso al interior cruzando una pierna por encima de él. Deslizo mis bragas a un lado, cojo el manubrio, lo froto un instante, lo ...
    ... posiciono a la entrada de mi raja y me dejo caer con lentitud hasta que me la hundo por completo. Exhalo un lamento. Intento reprimirme, pero de mi boca se escapan los gemidos uno tras otro. El efebo sabe que lo estoy gozando. Yo también lo sé. ¿Por qué me estoy conteniendo entonces si el placer es sublime? Intento dejarme llevar por las sensaciones desdeñando los recelos. Empiezo a lubricar sin retención, de tal modo que el miembro resbala con facilidad dentro de mí pese a su tamaño.
    
    Los meneos se aceleran. Mi amante descubre mis pechos aferrándolos y presionándolos como si pretendiese extraer sus jugos. Va de un pezón a otro mordisqueando ambos mientras yo salto sintiendo el placer de la estaca que asalta mis bajos. Un dedo suyo se pasea por el pequeño agujero y me aplica una ligera presión que incrementa mi placer, sumando sensaciones. Me gusta lo que hace. Luego conduce el dedo a mi boca para que lo lama y lo lubrique. Lo hago con lascivia. A continuación lo lleva de nuevo al hoyuelo haciendo incursiones en él. Me muero de gusto con mis dos agujeros rellenos. Es como si me estuviesen follando dos tíos a la vez y en esa ensoñación me viene el orgasmo ipso facto entre palpitaciones de mi coño y frases que escapan de mi boca sin filtro alguno. Me cojo a su cabeza y me abrazo a ella al tiempo que con unos últimos estertores me quedo inmóvil abrazada a él.
    
    Tengo metida su tranca hasta los higadillos. Me gusta la sensación de sentirme completamente llena. Creo que a él ...