1. Adúltera


    Fecha: 10/12/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... también le gusta, sin embargo empieza a moverse de nuevo. Yo estoy demasiado exhausta para hacerlo y le dejo hacer, no obstante, ahora quiere libertad de movimiento y me da la vuelta acostándome boca abajo en el asiento. Ahora sí, me baja las bragas, y hunde su cabeza en mi trasero. Su lengua busca mi ano haciendo incursiones en él. Me gusta la sensación, pero lo que viene a continuación creo no me va a gustar tanto. No quiero que me meta su herramienta en el culo, de modo que me muevo para zafarme, por el contrario, sus manos aprisionan mis nalgas impidiendo que lo haga.
    
    Noto su lengua circunvalando toda la zona y el placer regresa con renovadas fuerzas. La lengua me penetra una y otra vez emulando una polla y la sensación es tan agradable que mis caderas se mueven involuntariamente a forma de invitación.
    
    He pasado de las dudas a suplicarle que me encule, y no se hace de rogar. Se incorpora, se escupe repetidas veces en la polla esparciendo la saliva por el tronco. Posiciona el glande en mi ojete y aplica una leve presión hasta que la cabeza desaparece y tengo que exhalar un pequeño grito de dolor escoltado por una extraña sensación placentera.
    
    Intenta hundírmela un poco más. Es como una jodida barra de hierro candente. Me abre en canal quemándome los esfínteres y empieza a moverse despacio. Me dice que goce, sin embargo las punzadas de dolor superan con creces el placer y mis gritos así lo evidencian.
    
    —¿Quieres que pare? —me pregunta ante mis ...
    ... quejas.
    
    Medito un instante, pero decido que no quiero que se detenga. Le pido que siga y el ritmo de la cópula se acelera, y con él, también el placer. Con otro empujón termina de hundírmela por completo de tal modo que mi coño saluda a sus pelotas. Me siento repleta de polla.
    
    El efebo se esfuerza por no hacerme daño y proporcionarme placer y… ¡coño, si lo está haciendo! Los gritos de dolor mutan en gemidos de placer. Muevo el culo buscando la sincronía de sus embates. Me hunde la cabeza en el asiento con la mano y empieza sodomizarme con vehemencia. Nuestros gritos de placer conforman la sonata de la impudicia y la lujuria. Le pido que me folle más fuerte y lo hace hasta que noto las convulsiones de su polla y su leche golpeando mis esfínteres al tiempo que resopla como un toro en celo. El placer es glorioso. Puedo sentir su corrida caliente dentro de mí y le pido que no se detenga porque quiero correrme yo también. Me ayudo con mi dedo masajeándome el clítoris y el orgasmo viene a mí con fuerza desmedida al mismo tiempo que la orina se me escapa involuntariamente en un squirting que se desparrama en el tapizado del asiento.
    
    No puedo moverme. Estoy rota por dentro y por fuera. Ha sido lo más bestia que he hecho nunca. Siento la presión de su peso encima de mí. Su miembro empieza a emblandecerse y se escapa del orificio con un sonoro ruido. La sustancia blanca (ahora parduzca) resbala de mi ano y los fluidos se entremezclan en mi cuerpo formando un canal que desemboca en el ...