Fantasía en tres actos (2)
Fecha: 28/12/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Vaquita, Fuente: CuentoRelatos
... esconderse para ver a su hermana cuando ella se bañaba o se cambiaba de ropa, y él se masturbaba, a veces hasta la eyaculación. Cuando me coge y lo siento desganado, le digo “Haz de cuenta que te estás cogiendo a tu hermana, dale más duro”, y entonces se excita mucho, haciéndome venir bastante antes de explotar dentro de mí.
–¿Tú alguna vez has deseado a un familiar? –le pregunté y quedé sorprendido con la respuesta.
–A veces cogemos mi hermana y yo, desde jóvenes, después que la desvirgó su primer novio –dijo sin mayor rubor.
–¿No pensaron en que podrían arrepentirse por un embarazo? –pregunté azorada.
–Si no fuese mi hermana, la pude haber embarazado porque cuando estaba muy caliente intentaba quitarse el condón para sentirme completamente, pero la convencí de que tomara anticonceptivos para que sintiera eso conmigo. Ahora ya no es necesario. Por cierto, a ella tampoco le gusta hacer el oral, Pero, ¡cómo disfruta que yo se lo haga! –dijo cuando ya habíamos terminado las bebidas.
–Pues imagínate que soy tu hermana –le dije y lo tomé de la mano para llevarlo hacia la cama donde nos acomodamos para paladear nuestros sexos.
¡Se vino rapidito! Después ...
... de eso salimos pronto para llegar a nuestras casas a la hora acostumbrada. “Ya nos bañaremos en casa”, le dije, pensando en que llegaría antes que mi marido.
–¡Hola, mi amor! –le dije a mi marido, extrañada de verlo temprano en casa–. ¿Por qué llegaste antes? –pregunté.
–Para saber a qué hora llegabas tú –dijo bromeando–. ¿Cómo te fue? –dijo dándome un beso en la mejilla y me separé de inmediato pues temí que yo aún tuviera fragancia de sexo.
–Me fue muy bien, cogí mucho, pero aquí estoy, a tiempo para que no sospeches de mí –dije continuando la broma, aunque era real lo que dije.
–Llegué antes para evitar que hicieras la comida ya que quiero llevarte a un restaurante.
–¿Así como estoy? Déjame arreglar y cambiarme de ropa –supliqué.
–No. Yo quiero ir ya, pues debo regresar al trabajo, insistió.
–¡Ah, ya salió el peine! Pensé que me querías agasajar… Vamos, sólo déjame lavar las manos –pedí para lavarme también la cara y evitar que pudiera descubrirme.
En el restaurante recibió una llamada donde le indicaban que ya no era necesario su regreso al trabajo. Así, nos relajamos, pudimos pedir bebidas de más y calentarnos con caricias bajo la mesa.