Un desafortunado error
Fecha: 02/01/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Yo no soy como Joel Dicker, que escribió su mejor novela sentado a la mesa de un bullicioso café. A mí me gusta el silencio, de hecho, necesito una quietud casi total para poder escribir. Por eso, escribo en mi dormitorio, porque es el lugar más tranquilo de la casa. Así es, mi santuario a la diosa Creatividad está sobre una exigua mesa plegable en un rincón de mi habitación.
Por suerte, en el edificio donde vivo tan sólo somos seis vecinos. En uno de los áticos vive una pareja de lesbianas de gran poder adquisitivo ya que, una es médico y la otra abogada. De momento no tienen hijos. El otro ático está ocupado por un soltero misterioso del que apenas sé nada. Podría ser cocinero, pues tiene forma de cocinero, o un contrabandista de armas entrado en carnes, no tengo ni idea. En la puerta de al lado, hay a un matrimonio joven con niños pequeños. La presencia de esas pequeñas y adorables criaturas es, sin embargo, la que determina los momentos en que puedo o no sentarme a escribir. Abajo, hay una pareja de ancianos y, por lo poco que sé, él está francamente jodido. Lo sé porque una mañana me topé con una corpulenta señora que me explicó que era de “ayuda a domicilio”, y que venía a levantar al abuelo, a limpiar y hacer tareas domésticas.
Sin embargo, esta historia trata sobre la familia que vive justo debajo de mí.
Esa tarde, cuando regresé de recoger a Robin de casa de mi madre, aproveché para ponerme a escribir. Aunque Robin sea mi perro, es mi madre quien viene a ...
... casa todas las mañanas y se lo lleva a pasear. También le da de comer antes de que yo vaya a recogerlo y, por ello, tengo el convencimiento de que mi perro come mejor que yo.
Me llamo Alberto y nací a orillas del Mediterráneo. Aunque en España sea algo inaudito, a mis veintitrés años ya estoy medio emancipado. El piso en el que vivo es de mis padres, y el alquiler que me cobran es simbólico. He de aclarar que, si bien tengo novia, a efectos prácticos sigo llevando vida de soltero. Hace ya dos que Natalia y yo empezamos a salir, pero de momento ella vive y trabaja en otra ciudad, de modo que sólo nos vemos los fines de semana.
Si a mi tierna edad ya me he emancipado, es gracias a que de joven estudié como un cabrón y hoy día ejerzo como visitador médico. Para explicarlo de modo comprensible, soy una especie de representante de productos farmacéuticos. Madrugo más o menos en función de qué pueblos me toque recorrer ese día, pero eso me permite tener las tardes libres.
En lo relativo a mi aspecto físico, he de decir que soy bastante alto y corpulento, ya que practico deporte casi a diario. El ciclismo es mi gran afición junto a leer novelas de todo tipo y escribir relatos con final feliz, como a mí me gusta decir. Aunque no soy muy atractivo, nunca he tenido especial dificultad para seducir a alguna que otra incauta. Mi axioma a la hora de flirtear es: “El éxito es cuestión de estadística. Cuantas más veces juegas, más probabilidades tienes de ganar, o de llevarte una ...