Un desafortunado error
Fecha: 02/01/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... bofetada”.
Con todo, siempre hay algo que nos hace distintos a los demás, especiales de algún modo. En mi caso, esa peculiaridad es el color de mi piel, pues soy mulato. Mi abuela era una hermosa maliense y, a sus genes les tengo que agradecer el mágico contraste entre el color de mi piel y el de mis dientes, así como el tamaño de mi miembro viril.
Todas las mujeres con las que he yacido han intentado engullir toda mi verga en uno u otro momento, todas. Sin embargo, sólo dos lo han conseguido. Una era la díscola adolescente que atendía la panadería donde compraba el pan cada tarde. Cuando a Ana le apetecía invitarme a pasar a la trastienda, cerraba la puerta con llave y giraba el cartel de “Vuelvo en quince minutos” para que pudiera leerse desde la calle.
Sería necesario dedicar un párrafo muy extenso para detallar todos los tatuajes, piercings y demás complementos con los que Ana adornaban su exuberante anatomía. Sin embargo, éste no es el momento ni el lugar oportuno para hacerlo, ya que ésta es la historia de la otra mujer que se ha tragado toda mi verga.
“Ahora o nunca” era un relato inspirado en un texto de elamanuense que había leído tiempo atrás. Aquel relato narraba el encuentro sexual entre una muchacha y su jefe, un hombre maduro y con carácter. Sin embargo, yo había utilizado esa escena sexual para rematar la azarosa vida de una muchacha de extrarradio decidida a afrontar las dificultades y salir adelante.
Esa tarde de viernes, la calma imperante ...
... ayudaba a escuchar las vidas ajenas y a escribir las propias. La inspiración parecía haberme tocado con su barita mágica, mis dedos bailaban frenéticamente sobre el teclado cuando, un inoportuno aviso se desplegó en la parte inferior de la pantalla. Acepté y seguí narrando como la joven secretaria se ganaba un sueldo extra haciendo de webcamer una vez concluida su jornada laboral.
Me hallaba tan ofuscado con la escena que tardé unos segundos en darme cuenta de la estupidez que acababa de hacer. Cuando quise abrir la ventana de descargas descubrí que ya iba por el 83%.
Maldiciendo mi estupidez, hice click apresuradamente en detener la descarga de archivos y me quedé mirando el ordenador sin entender qué demonios había ocurrido. Yo esperaba que un virus o un gusano apareciera en cualquier momento en la pantalla, pero no sucedió nada, de modo que intenté respirar con normalidad y pensar qué demonios hacer.
Efectivamente, allí estaban, seis archivos que contemplé como si fueran tarántulas. Consideré apagar el condenado ordenador, pero, ya con más calma, me fijé en que la extensión de los archivos era .jpg y que el símbolo de la izquierda las identificaba, efectivamente, como imágenes. Yo había esperado que se tratase de archivos autoejecutables o .php de Internet, algo chungo.
Seleccioné con cautela el primer archivo y después hice click en el botón derecho para ver las propiedades. El tamaño, las dimensiones, la información sobre el Samsung A12 con que se habían tomado, ...