1. Ingenieros


    Fecha: 02/01/2024, Categorías: Hetero Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos

    ... su trabajo y no falle, ¿verdad? Confían. Creen. Esperan. Términos subjetivos. Para dejar de creer, y en cambio saber que va a hacer su trabajo en términos objetivos es que están las normas y los ensayos estandarizados. Y los márgenes de tolerancia. Por ejemplo, este preservativo, si cumple los estándares de calidad debe poder contener un volumen de cinco litros antes de romperse. Armen equipos y traten de resolver como se puede efectuar la prueba de manera de que se pueda llenarlo y medir exactamente que el volumen es de cinco litros, y que la eventual rotura no se produzca por otros factores mecánicos que no sea la presión interna. Esa prueba, depurada y replicable, es lo que llamamos formalmente un “Ensayo”. - y coloco una gran caja de condones sobre la mesa.
    
    Lo de equipos es porque no había tantas posiciones de laboratorio, tenía a Claudia cerca y la busqué para esto, encontraba una alegre perversidad en hacerlo con ella. Luego lo del ejercicio… No voy a hacer una disertación de ingeniería en este relato, pero no, no es tan trivial como parece, créanme.
    
    - Que boludez esto - dice Claudia - 1000 % de margen de seguridad. O más. ¿Cuántos cc tiene una eyaculación?
    
    - No se. Me medí el largo una vez, pero eso no lo medí - reí – ahora, si me meo adentro después de varias cervezas a medio litro llego. Por cierto, suena a un uso secundario interesante para coger en el auto. Después no hay baño hasta casa. Me lo podría dejar puesto, y eventualmente… - bromee.
    
    - ¡Que ...
    ... poco caballero! ¿Y las chicas que hacemos? A nosotras también nos baja la cerveza rápido.
    
    - Los caballeros llevamos a las chicas a casa. Tenemos luego unos cuantos minutos más hasta la nuestra.
    
    Sonreía. Lo bizarro de la ocurrencia la divertía tanto como a mí.
    
    - ¿El viernes vas a la fiesta en la casa de Fernando? Quizás podés hacer tu “Ensayo”.
    
    ***
    
    La llamaban “Villa Cariño”. Es un rincón de los Jardines de Palermo, que por aquellos años se poblaba a la noche de autos estacionados en la penumbra, sus vidrios generalmente empañados. Había una suerte laissez faire de la policía en ese lugar. Solo algunas pocas veces patrullaba un agente, te encendía una linterna para mirar a través de la ventanilla, y si te encontraba con las manos en la masa, tenías un problema. Pero en general no jodían mientras solo se percibiera quietud y mansedumbre en la oscuridad.
    
    Pero es muy importante señalar que aún era la época gloriosa de los autos con cambios al volante y asiento enterizo. Es decir, sin butacas, una banqueta continua entre ambas plazas y ningún elemento molesto que se interpusiera entre tu acompañante y tu persona.
    
    Sentado hacia el lado derecho con mis pantalones y calzoncillos en los tobillos, Claudia me montaba con moderada intensidad. Su pollera por la cintura, su bombacha guardada en su cartera y su corpiño desabrochado y levantado junto con su remera para permitirme el acceso a sus tetas. Como otras veces, ambos habíamos bebido bastante. Con mis manos en sus ...
«1234...7»