1. Hada, el primer maduro


    Fecha: 05/01/2024, Categorías: Transexuales Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... al otro según el deseo nos dictaba.
    
    - Quiero saborearte entera, como un caramelito, como un pastelito.
    
    Pero aún no sé decidía a hacerlo del todo. Se notaba todavía algún tipo de recelo heterosexual. Tendría que tener paciencia.
    
    - ¡Hazlo! Deseo tu lengua en todo mi cuerpo.
    
    De todas formas tenía que hacérselo saber.
    
    Noté sus labios en mis axilas, mi cuello, su lengua en mi oreja. Yo misma me abrí el top para que tuviera acceso a mis tetitas desnudas. Puso sus labios sobre ellas haciéndome suspirar, mordisqueaba tierno mi piel, mis pezones, volviéndome loca.
    
    Mi mano buscaba su polla, su rabo duro. Abrir sus pantalones, bajar la lycra y notar como salía de entre sus boxers ajustados buscando mi cuerpo. Acariciar sus huevos pelados y subir y bajar los dedos por el tronco. Masturbarlo despacio haciéndolo disfrutar.
    
    Deseaba darle todo el placer que pudiera y decidí tomar su pene y huevos entre mis labios rojos y acariciarlo con la lengua. Nunca he sido de hacer gargantas profundas pero me las apaño bien chupando el glande, baboseando el resto y lamerlo todo, del perineo a la punta, degustando los testículos con auténtica gula. Y si me dejan llegar al ano por supuesto.
    
    - ¡Oh, sí! ¡cómeme! Es toda tuya.
    
    Ya ni paré hasta notar el sabor de su semen en mi boca. Por fin se soltó y me besó librándose de parte de sus complejos. Saboreamos los dos el sabor de su lefa cruzando nuestras lenguas. Mezclándolo con nuestras salivas en un baile de lenguas, en un ...
    ... lascivo beso blanco.
    
    Ya estábamos desnudos del todo los dos. Estaba encima de mí, acomodado entre mis muslos, besaba mi cuello, mi cara mis orejas. Su lengua buscaba la mía a través de nuestros labios entreabiertos. Y yo se la daba, por supuesto, chupaba la suya como había hecho con su rabo.
    
    El peso de su musculoso cuerpo sobre mi torso. La dureza de mi polla apretada por su pubis contra mi propia cadera ya no parecía molestarle. Parece que a él ya no le importaba al notarla contra la suya.
    
    Mis muslos rodeando los suyos por detrás de las corvas para sentirlo aún más, rozando mi piel, arañando suavemente con mis largas uñas su firme espalda.
    
    Solo me dejaba llevar por la sensación de estar clavada al colchón de su cama. Esas sensaciones hacían que su polla despertara de su letargo y se frotaba con la mía, duras y juntas las dos.
    
    Yo también tenía mi fuerza, así que nos giré para quedar yo encima. Me incorporé entre sus muslos mirándolo a los ojos con expresión lasciva cogí las dos pollas con una sola mano. Frotando una contra otra pajeándonos sin prisa. Por la cara que ponía y los gemidos que daba le gustaba.
    
    - ¿Quieres follarme?
    
    Me preguntó con cara de morbo y algo de miedo.
    
    -¿Quieres que lo haga? No te asustes, haremos todo lo que quieras.
    
    Pero yo quería más.
    
    - Fóllame tú. ¿A qué nunca has penetrado un culito? Tu mujer no te dejaba. ¿verdad?
    
    - El tuyo va a ser el primero y me muero por hacerlo.
    
    Me estiré y alcancé mi bolso y el tubito de gel ...