1. El Caribe mexicano me dio más de lo que esperaba


    Fecha: 07/01/2024, Categorías: Hetero Autor: DAMECANDELA, Fuente: CuentoRelatos

    ... estás? ¡Qué loco encontrarnos acá! - le dijo amablemente mientras todos nos saludábamos con un beso en la mejilla.
    
    Yo empezaba a sentirme de mal humor por haber visto interrumpida mi corrida hacia el mar, así que me quedé a un costado callada y esperando a que la conversación finalizara. El resto de mis amigas participaban de una charla banal con el resto de los chicos. Escuché que los acompañantes se llamaban Joaquín y Luciano, aunque no sabía bien cuál era cuál.
    
    Al ver que la conversación no parecía terminar, interrumpí:
    
    - Perdón… ¿ustedes no van a la playa? ¿Por qué no salimos juntos? - propuse.
    
    Todos accedieron con gesto de “claro, tiene razón, ¿qué hacemos perdiendo tiempo acá?”.
    
    Buscamos un espacio vacío y ubicamos siete reposeras, para poder seguir socializando. En cuanto me quité el vestido para quedarme en traje de baño y me puse protector solar, volvió mi buen humor. La vitamina D empezaba a recargar mi batería interna.
    
    Me acomodé en la reposera, cerré los ojos y dejé que el calorcito del sol atravesara mi piel. De fondo escuchaba que el resto de los presentes hablaban, pero no sabía exactamente de qué, ni me interesaba. De repente, sentí unas gotas de agua salpicándome y abrí los ojos sobresaltada.
    
    - Uh, perdón. Te mojé. - se disculpó Joaquín o Luciano (todavía seguía sin reconocerlos).
    
    Lo miré unos segundos. Era alto, de tez oscura y pelo corto. Acababa de salir del mar y estaba empapado. Tenía un cuerpo firme y entrenado, pero no ...
    ... exageradamente musculoso. Me gustaba la gente que no se obsesionaba entrenando para lucir gigante. Al pedirme perdón me sonrió desde arriba (estaba parado) y sus dientes blancos combinados con sus ojos medio achinados me generaron cierta atracción.
    
    - No pasa nada - respondí finalmente devolviéndole una leve sonrisa.
    
    Se sentó en la reposera de al lado, y se secó un poco la cara con la toalla blanca del hotel.
    
    - Soy Luciano... Lucho. No nos presentamos antes, no parecías muy contenta de que hubiéramos aparecido… - dijo simpático.
    
    - Perdón, no era personal, pero no tenía ganas de quedarme en el buffet hablando con unos desconocidos - dije y le sonreí para no sonar brusca - Ah, me llamo Candela.
    
    - Candela… -repitió como si tratara de descifrar algo en mi nombre - Bueno, me alegro de que no haya sido personal. Ahora se te ve mucho mejor.
    
    - La playa lo cura todo.
    
    Lucho se rio. Miré alrededor y vi al resto charlar, jugar a las cartas o tomar sol. Me sentí plena. Miré a mi acompañante recostado en la reposera, mirando hacia el mar. Noté que había algo en su despreocupación que me gustaba. Quizás fuera su simpleza o el hecho de que no parecía estar de “levante”, como le decimos los argentinos a estar en búsqueda de mujeres u hombres con fines sexuales o románticos.
    
    - ¿Cuándo llegaron? - pregunté e inmediatamente me arrepentí de haber roto el silencio.
    
    Me miró sin sobresaltarse y me respondió:
    
    - Llegamos anoche. Nos quedamos cuatro días acá y después nos vamos para ...
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