1. El Caribe mexicano me dio más de lo que esperaba


    Fecha: 07/01/2024, Categorías: Hetero Autor: DAMECANDELA, Fuente: CuentoRelatos

    ... en mi sexo, y me encantaba saber que el vecino se haría una paja pensando en nosotros.
    
    Lucho llenó sus dedos de mis líquidos, y comenzó a masajear mi agujero anal. Primero metió un dedo suavemente, y luego dos. Yo me sentía extasiada.
    
    - Metemela ya. - supliqué.
    
    Él acomodó la punta de su pene en mi culo, y muy cuidadosamente comenzó a meterla. Yo gemía mientras él me tomaba de la cintura. Comenzó a moverse cada vez con más agilidad, hasta que su pene comenzó a entrar y salir sin problema. Continuó lubricando su pija con mis flujos, y me empezó a embestir con mayor ritmo.
    
    Yo trataba (sin mucho éxito) de ahogar mis gritos, y escuchaba sus gemidos a mis espaldas. Él apretaba con fuerza mi cintura mientras me cogía el culo. Los dos sudábamos a la luz de la luna. Luego de unos minutos Lucho empezó a gemir más fuerza y percibí que estaba por venirse.
    
    - Voy a acabarte muy fuerte - me dijo, o me advirtió.
    
    - Llenamelo.
    
    Inmediatamente sentí sus espasmos dentro mío y sentí también cómo por mi culo empezaba a rebalsar su semen caliente. El líquido bajaba por mis piernas mientras él dejaba caer su cuerpo sobre mi espalda, descansando y recuperando la respiración. Miré hacia el balcón del vecino, y noté cómo disimuladamente movía la mano sobre su pene. Lo miré y pareció gustarle el intercambio de miradas.
    
    Lucho salió de mi interior y entramos nuevamente a la ...
    ... habitación. Eran las 2:30 am. En Argentina a esa hora todavía ni hubiéramos llegado a la fiesta o al boliche.
    
    Con Luciano nos limpiamos y nos acostamos desnudos en mi cama, medio abrazados.
    
    - ¿Vos decís que en tierras argentinas cogeríamos así de bien? - le pregunté.
    
    - No sé, pero yo me ofrezco para averiguarlo. - me respondió sonriendo.
    
    Caímos dormidos durante un rato. Cuando abrí los ojos, miré el reloj y muy cariñosamente lo sacudí para despertarlo.
    
    - Che… en un rato van a llegar las chicas del bar.
    
    Su cara de dormido y desconcertado me daba entre ternura y ganas de tirarme encima suyo de nuevo.
    
    - Ah, sí, bueno. ¿Nos damos una ducha antes? - propuso.
    
    Nos dimos una larga ducha con varias distracciones, y cuando estábamos terminando de vestirnos escuchamos la puerta abriéndose muy despacio, como esperando aprobación. Abrí la puerta y mis amigas entraron divertidas y muy borrachas.
    
    - Quién pudiera pasar unas vacaciones como las de ustedes, eh. - dijo una de ellas.
    
    Lucho le sonrió y encaró hacia la salida.
    
    - Hasta mañana, chicas… - dijo entre risas y se fue para su habitación.
    
    Durante los tres días que nos quedaban tuvimos todo el sexo que pudimos, como si viviéramos en continentes distintos y nunca más pudiéramos vernos.
    
    Lo que pasó a la vuelta en Buenos Aires es un capítulo aparte.
    
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