1. Soy la mujer de mi inquilino cuando mi esposo va a trabajar


    Fecha: 09/01/2024, Categorías: Infidelidad Autor: soyAriel, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Patricia tengo 25 años y 9 meses de casada, soy una chica delgada de 1.64 de facciones finas, tez morena clara, y sin tener cuerpo de modelo no estoy nada mal, tengo un cuerpo bien proporcionado, un lindo trasero redondo, respingón y firme, tetas medianitas pero firmes y paraditas, piernas torneadas y pelo negro, lacio y largo.
    
    Es frecuente recibir en la calle algún que otro piropo, principalmente de mi trasero o mis piernas.
    
    Mi esposo es Ingeniero Petrolero y trabaja en Plataformas Marinas en Ciudad del Carmen, Campeche y por ese motivo se ausenta 14 días para laborar en la plataforma y descansa otros 14 días en casa.
    
    Compramos la casa donde vivimos a crédito, es una casa grande de dos plantas con un amplio patio, al final del patio hay un cuarto para la servidumbre y un cuarto de lavado, tiene también una salida a la calle en la parte trasera.
    
    Soy muy temerosa y los 14 días que mi marido no estaba en casa los pasaba con miedo, no me gusta estar sola, a veces no podía dormir en la noche o me despertaba a cada rato pendiente del más mínimo ruido, me siento insegura y vienen a mi mente pensamientos de que alguien entró en la noche, que me van a asaltar, o incluso violar, en cambio cuando mi esposo está en casa es todo lo contrario, me siento feliz y protegida, acompañada y se van todos mis temores, por lo mismo era tan difícil para mí los días en que se tenía que marchar,
    
    No tenemos servidumbre y debido a los grandes gastos que tuvimos que realizar ...
    ... para la boda, luna de miel, y casa, teníamos muchas deudas y no podía pedirle a mi esposo una persona que me ayudara, aunque estuve tentada a hacerlo, más bien para que me hiciera compañía, ya que el trabajo en casa era mínimo, un día y debido al poco dinero que nos quedaba después de pagar las mensualidades de las deudas adquiridas, a mi esposo se le ocurrió una brillante idea: rentar el cuarto de servicio, le adaptamos una pequeña cocina y nos quedó bastante bien, el cuarto tenía su propio baño y la salida trasera evitaba que tuviera que molestarnos para entrar o salir, de esta forma ganaríamos un poco de dinero, nos ayudaría con el pago de nuestras deudas y estar un poco más holgados, además el estar alguien más en casa me hacía sentir más segura.
    
    Tan pronto pusimos el letrero llegó a preguntar un hombre maduro, como de 55 años, de nombre Fernando y se lo rentamos, era un hombre divorciado.
    
    Todo bien las primeras semanas, ya me sentía más tranquila y segura en las noches sabiendo que ya no estaba sola durante las prolongadas ausencias de mi esposo, era muy amable e incluso me ayudaba con algunos desperfectos de la casa, lo sentía casi como un padre, por respeto y la diferencia de edad le llamaba don Fernando.
    
    Después de varias semanas, empecé a darme cuenta de que durante las ausencias de mi esposo llevaba mujeres al cuarto en forma esporádica y se lo conté a mi esposo, no me pareció correcto.
    
    - Mira, no le puedes prohibir que lleve mujeres, es su cuarto y está ...
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