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Soy la mujer de mi inquilino cuando mi esposo va a trabajar
Fecha: 09/01/2024, Categorías: Infidelidad Autor: soyAriel, Fuente: CuentoRelatos
... quiero cogerte en la misma cama que te coge tu maridito para que compares lo que es un auténtico macho. Me llevó a la recámara, mientras me iba agarrando el culo, tan pronto llegamos me recostó en la cama boca arriba sin dejarme de comerme la boca, metía su lengua revoloteando mi interior, mordía mis labios, iba a cogerme, en mi mente pensaba que no estaba bien, amaba a mi marido, pero no podía resistirme, estaba totalmente entregada a sus besos y caricias, las sensaciones que sentía nunca las había sentido con mi marido. Sentí su enorme verga en la entrada de mi vagina, y poco a poco me la fue metiendo, sentía cada centímetro que me iba entrando, abriendo, daba pequeños gritos de placer, hasta que sentí que en un movimiento de cadera final me la metió toda, hasta los huevos, me dolió, un calor tremendo me invadió, nunca me había entrado algo tan profundo y a la vez sentí un inmenso placer recorriendo toda mi columna, me sentía tan llena, tan llena de mi hombre y al mismo tiempo una sensación de plenitud difícil de explicar. - Agggh, don Fernando, que verga tan grande tiene, ahhh - Ya chiquita, ya entró toda, que rico aprietas, que estrechita estás, pareces virgencita, agh, relájate y disfruta. Me tomó de las caderas y empezó a embestirme lentamente, mordía mis labios y besaba mi cuello, arqueaba mi cuerpo en cada embestida, lenta, profunda, me sentía tan suya que sentía que me derretía en cada embestida, poco a poco fue embistiéndome más rápido, mordía y ...
... chupaba mis pezones, me decía que era la nena más rica que se había comido, quería cogerme seguido, a todo le decía que sí, que quería ser suya, hasta que ya no pude aguantar más, todo mi cuerpo empezó a vibrar y sentí una descarga de placer que recorrió todo mi cuerpo. - Me corro, me corro, me corrooo, aghh, me corro. Todo mi cuerpo convulsionaba, mi vista se nublo, gemía como loca, había sido el orgasmo más alucinante de mi vida. Pero don Fernando seguía embistiendo, no había acabado, quería más y me levantó y me puso en cuatro, con las piernas bien abiertas y mi pecho sobre la cama, sentí la punta de su verga en mi coñito y se fue abriendo paso hasta que sentí su pelvis golpear mis nalgas, mis fluidos resbalaban por su verga hasta sus huevos. Empezó el vaivén, lento y profundo, un mete y saca que me tenía en las nubes, me apretaba las nalgas, y me daba nalgadas que me excitaban más y me hacían gemir en cada nalgada, desde el espejo de la recámara veía como abría mis nalgas al máximo y observaba como su inmensa verga se perdía en mi interior. En eso, siento que escupe justo en medio de mis nalgas y trata de insertar la punta de su dedo índice en mi culo, di un respingo hacia adelante y me quejé. - No don Fernando, eso sí no, por ahí no, no me toque el culo. - No me digas que tu maridito tampoco te ha culeado. - No, ya le dije que mi marido no me hace esas cochinadas. Sus ojos brillaron. - No lo puedo creer, tu culito es increíble, delicioso, suave y ...