Eva y el vagabundo
Fecha: 10/01/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Usuario720, Fuente: CuentoRelatos
... pregunto -¿Que desea?
El tipo alto, muy muy flaco, pelón, pero con mechones a los lados bastante largos, de cabello sucio enrulado, de tez oscura quemada por el sol, sus ropas parecían harapos. Sus manos tenían las uñas largas y sucias. Con el pantalón como todo sucio y manchado. Claramente era un vagabundo
Luego de un rato en silencio y con mucha dificultad, como tartamudeando, dijo con una voz de ultratumba -¿Ti…tttienen algo de comer? Solo quiero un pan, no he comido en días.
Despedía un fuerte olor a alcohol, además mientras hablaba no dejaba de ver a ambas mujeres arriba abajo sudando.
Evelyn rápidamente contestó -Ah si, espere un poquito que le traemos algo de la casa.
Las dos entraron rápidamente hacia el departamento. Al cerrar la puerta, Eva se dio media vuelta viendo como el tipo tenía con sus rojos ojos clavados en su cola.
“Típico jiji” Pensó para sí divertida, ya con la puerta cerrada, le dio risa verlo así con cara de tonto, pensando que era el hombre con menos oportunidades de todos los que la había morboseado ese día.
Le entregaron unos sándwiches, el cual el viejo agradeció de manera muy efusiva y se fue rumbo a la playa.
Ya por la noche, decidieron quedarse en la casa a descansar, mientras su amiga se daba un baño de tina, Eva salió a ver el mar desde el balcón y escuchar las olas romper en la playa, como hacía calor, estaba solo con ropa interior, compuesta por una tanguita muy chiquita de color rosa y blusa de tirantes blanca, de ...
... tela tan delgada que se podían delinear la forma de sus senos y hasta los botones de los pezones que los coronaban. Tras estar un rato escuchando la naturaleza desde el balcón, se fue a acostar.
El segundo día lo aprovecharon para conocer los alrededores, tomar un par de tours en lancha y tomar un par de copas en un bar local, se sorprendieron al llegar a su casa al anochecer, de encontrar nuevamente al viejo pordiosero suplicando comida, y rápidamente entraron a ir a buscar algo que darle, Eva nuevamente dándose cuenta como sus ojos se le clavaban en la semidesnuda cola ya que nuevamente vestía una tanga chiquita. La veía de una manera tan intensa y violenta que la hacía sentir desnuda.
Esa noche al salir al balcón, nuevamente en ropa interior, se imaginó que algún punto entre los árboles se encontraba oculto el sujeto, observándola, deseándola.
Así pasaron los siguientes días, una rutina similar, yendo a la playa, al puerto, yendo a comer a restaurantes locales, y también como una rutina, el vagabundo hombre las esperaba, con la excusa de buscar comida, ya sin disimulo con su cara de pervertido, admirando los firmes y suculentos cuerpos de las jóvenes, aunque Eva admitía que, el punto de atención favorito del sucio viejo era su cola, por lo que se dedicaba a mostrársela y meneándola para que se diera al menos un gusto, pensaba divertida.
Un día mientras el mendigo esperaba en la puerta como siempre, su amiga se adelantó a buscar la comida, Eva se quedó en las ...