1. Eva y el vagabundo


    Fecha: 10/01/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Usuario720, Fuente: CuentoRelatos

    ... desayunaban sonó el celular de su amiga, por su cara no eran buenas noticias, al colgar le contó a Eva que necesita volver de inmediato para arreglar un tema en el trabajo sí o sí. Eva, frustrada, pero tratando de ser comprensiva le contestó que estaba bien, que empacaran y se fueran, sin embargo, su amiga se negó, refiriendo que un trámite rápido, y que seguramente el sábado en la noche estaría de regreso, para disfrutar juntas el último día.
    
    Eva no muy convencida aceptó ya que deseaba extender su descanso lo más posible.
    
    El día sin su amiga fue distinto, la playa le aburrió, así que fue a pasear por los parques y tiendas por la tarde al volver a la casa, para su sorpresa no estaba el mendigo, le pareció muy raro y hasta se algo molesta, se sentía doblemente abandonada, era ridículo, pero no podía calmar esa sensación.
    
    Cenó sola, Y cayendo la noche salió a contemplar el mar en la soledad. Vestía una tanguita rosadita super chiquita que se perdía entre las duras nalgas, además a juego un sostén de encaje de media copa, que hacía que sus senos se levantaran y se vieran suculentos, era su conjunto de ropa interior más lindo y el más chiquito de todos también.
    
    Estaba muy tranquila escuchando el mar, cuando de repente escuchó gritos desde el claro en frente de la casa
    
    -¡Buenas noches! ¡señorita! Una ayuda ¡por favor!
    
    Eva volteó, pero por la negrura de la noche no podía distinguir nada, luego observó una diminuta luz en medio de la oscuridad, al acercarse ...
    ... observó que era un cigarrillo, y al estar ya cerca de la luz de la casa pudo ver que era el mendigo de siempre, que se quedó a unos metros de la puerta, fumando y viendo hacia el balcón donde Eva se encontraba.
    
    Eva entró a su habitación sin contestar nada, pero el viejo seguía con sus gritos pidiendo comida, eso la hizo sentir muy presionada y con cargo de conciencia si no hacía nada, agarró una bata de seda, apenas si le cubría por debajo de sus nalgas y unos zapatos de tacón alto, al ya estar algunas cosas empacadas fue lo primero que vio, pensó que no era lo más adecuado, pero le restó importancia ya que no tardaría.
    
    Bajó a la cocina y rápidamente preparó un sándwich, cruzó la casa.
    
    A abrir la puerta y ahí estaba el viejo. Apenas abrir sintió su mirada sin disimulo fija en su escote, esa acción tan descarada, la excitó, no lo podía negar, el viejo sin levantar la vista de las turgentes tetas le pidió disculpas por la molestia.
    
    -Disculpe que venga a chingar tan noche. ¡Pero traigo harta hambre! -el sucio hombre babeaba.
    
    -No se preocupe Señor, es un placer ayudarlo- le contestó la bella joven extendiéndole la mano con el sándwich.
    
    Eva sentía como la devoraba con los ojos lo que la hacía sentir sensaciones contradictorias, si bien sentía una aversión natural, ya que tenía bastante presente que era un viejo mendigo, no podía negar que le gustó como la miraba, le excitaba sentirse tan deseada.
    
    -Muchas gracias güerita. -respondió el decrépito viejo tomando la ...
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