Haciendo las paces con la ciudad
Fecha: 11/01/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: dlacarne, Fuente: RelatosEróticos
... mí? Yo te lo he dicho porque tú me lo has dicho primero -gritó Jack nerviosísimo, le daba miedo al callejón al que lo estaba llevando.
-Pero también te pregunté primero -le rebatí con seguridad, terminando con un trago a la cerveza y arqueando las cejas.
-Vale, vale, ganaste. Bueno, veamos... creo que eres muy guapa, tienes unos ojos grandes y lindos, me gusta tu pelo cortito y tus labios gorditos tienen una forma muy... muy ¿sensual? Parecen como hechos a medida.
-Lo son. Continúa bajando.
-¿Qué baje? -miró hacia otro lado tragando saliva – Si tengo que seguir bajando... tienes unas tetas bien grandes y se ven preciosas. Para qué lo voy a negar ¿También a medida? -se envalentonó el pícaro, aunque estaba todo colorado.
-Sí -se me escapó la primera carcajada. Bien contenta que estoy con ellas. Dime más cosas, que me gusta esto.
-Se nota que tienes un tipazo y tienes unas caderas bastante lindas -continuó sin dejar de afirmar con la cabeza -. Y tienes unas piernas redondeadas, fuertes y preciosas. Muy completa, sí señor. ¡Ah! Se me olvidaba algo de lo más importante: no te he visto mucho, pero cuando te levantaste antes me pareció que tenías muy buen culo. Lo que te decía, completísima.
Me di cuenta de que llevaba un buen rato con la mano sobre mis piernas. Cuando las mencionó, las acarició acercándose con cierto peligro a la falda, apretando un poquito en varias ocasiones. Respondí poniendo morritos en señal de aprobación.
-¡Joder! Me doy por ...
... satisfecha, me creo que te parezca que estoy buenorra. Y, bueno, tengo un secreto. No se si te lo imaginas.
-¿Qué secreto?
-Pues un secreto. Creo que puedes saber de qué hablo.
-Se me ocurre una cosa, pero no se si te refieres...
-Y, ¿no te importa?
-Si es lo que tengo en mente, para nada.
-¿Quieres comprobarlo? Con esa mano que tienes en mi muslo, por ejemplo, te dejo que suba todo lo que necesites.
Me abrí de piernas. Dejó la risa nerviosa a un lado y me miró serio. Al principio su cara me decía no estar seguro de lo que le decía; más tarde, sus ojos me dijeron que aquello le encantaba. Sin que ninguno de los dos pronunciáramos más palabras, su mano se deslizó lenta y suave por mi muslo, curvó hacia el interior al acercarse a la falda y se adentró en ella. Avanzó en las tinieblas de aquel corto túnel, sin apartarme la mirada, e hizo contacto.
Cuando salgo siempre visto con trucadoras: tangas o bragas con un compartimento en la zona del perineo donde guardar el pene y que no se note. Pero como tengo la polla tan gorda, después de unas cervezas me la saco porque estoy súper incómoda. Cuando su mano llegó al destino, mi polla morcillona estaba guardada a duras penas por un tanga mucho más chico, casi por fuera. Hubo contacto piel con piel y un flujo de sangre corrió por mis entrañas. Jack dudó al tocar, no supo si seguir o retroceder. Esperaba de mi una respuesta y yo me mordí el labio para dársela. Era lo que necesitaba para seguir y agarrar mi polla ya erecta, ...