1. Los Cuatro Ancianos (II)


    Fecha: 13/01/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sucia.
    
    José miró el reloj mientras se abrochaba los botones y cuando su mujer llegó hasta donde él estaba se retiró hacia atrás hasta el pasillo.
    
    -Si quieres hoy almuerzo más fuerte en el trabajo. Me puedo comer una manzana de camino y listo.
    
    -No -negó ella con firmeza -. No quiero que vayas a trabajar sin desayunar bien. Te prepararé una tortilla francesa rápida y un poco de bacon. No llegarás tarde al trabajo.
    
    José asintió complacido mientras escuchaba a sus tripas estar de acuerdo. Pero antes de marcharse miró a su padre que seguía allí en el mismo sitio.
    
    -Papá, ¿seguro que estás bien?
    
    -Si hijo. Solo ha sido un susto -le aseguró él.
    
    -Preferiría que fueras al médico, por si acaso.
    
    -Lo pensaré, hijo. Ve y asegúrate de conseguir ese ascenso. Te lo mereces.
    
    José asintió contento y se marchó a la cocina para desayunar.
    
    Manuel, una vez ya solo, se agachó y cogió las bragas de su nuera. Estas no eran como las del día anterior, que apenas conservaban el olor de Isabel. Las que tenía ahora en la mano todavía estaban húmedas y calientes. Manuel se las llevó a la nariz y las olió con intensidad mientras se frotaba su renacido pene. Los huevos todavía le escocían, pero el olor más íntimo de su nuera lo excitaba sobremanera.
    
    Isabel barría la casa a consciencia. Ya había trascurrido toda la mañana y a esas horas, que sobrepasaban el mediodía, debería estar haciendo el almuerzo para ella y su suegro. Pero hoy no le apetecía verle después de lo de esa ...
    ... mañana. Y le daba igual si Manuel pasaba hambre.
    
    De todos modos, Isabel llevaba literalmente una hora limpiando el trastero. Maldijo por lo bajo, ya que se había duchado a consciencia después de que su marido se fuera a trabajar y ahora volvía a estar muy sucia por el excesivo polvo del trastero. Se había puesto unos vaqueros con cinturón, y una camiseta de manga larga. Ese talante masculino no la hacían perder sensualidad, pues eran bastante ajustados y su culo respingón se marcaba notablemente. Era ropa incómoda para trabajar, pero le apetecía vestir bien tapada después de lo ocurrido en el sótano. Llevaba el pelo recogido y no se había puesto maquillaje. Aun así, era tan hermosa que habría cautivado a cualquier hombre que la mirase.
    
    Isabel respiró cansada a su alrededor y se dijo que lo mejor es que limpiara el trastero a plazos. Había cachivaches de su suegro de todas clases. Sillas viejas, cuadernos de antiguos trabajos, una bicicleta sin ruedas, y muchas cosas de su fallecida esposa. Como ropa, calzado, y toda clase de artilugios antiguos femeninos como cepillos y pulseras. Mientras limpiaba coincidió con un armario antiguo que no parecía roto. Al contrario, era más sólido que los que tenían en el resto de la casa o que la mayoría que se venden nuevos en los centros comerciales. A Isabel le entró curiosidad y lo abrió. Lo primero que visualizó fue un largo vestido de noche, blanco y antiguo, con un pequeño velo cerca. No era un traje de novia al uso, pero seguramente ...
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