1. Café caliente y caramelo


    Fecha: 15/01/2024, Categorías: Hetero Autor: Miss Bates, Fuente: CuentoRelatos

    ... eróticos.
    
    El chico volvió a coger su vaso servido de nuevo con Cuatro Rosas sin hielo, y antes de mojar esos labios tan apetecibles volvió a mirarme, esta vez sin prisa, de abajo a arriba, siguiendo el largo de mis largas piernas cruzadas a lo Sharon Stone, comenzando desde mis botas chelsea de tacón fino hasta el bajo de la falda de tubo con cintura alta en la que estaba embutida, y que sentada y cruzada quedaba algo más arriba de mis rodillas. Antes de que subiera más su mirada ya había estirado mi tronco y dirigidos hacia atrás mis hombros, adelantando así mis senos muy sutilmente, en un movimiento desapercibido, estilizando mi figura hacia una postura provocadora. Aquella falda me sentaba de muerte pero empecé a pensar que probablemente no era la prenda más apropiada para un instinto básico, para abrirme bien de piernas sobre la mesa y dejar que mojara su fresón en mi ya humedecida entrepierna.
    
    Cuando hizo una parada en mi escote, cuya abertura dejaba adivinar adrede la forma de mis servidos pechos, mi piel comenzó a erizarse y mis pezones se endurecieron y se volvieron tan sensibles que el roce de la ajustada camisa blanca de seda sobre ellos me reexcitó soberanamente. Entonces él se mojó ligeramente los labios con su lengua acabando por morderse un poco el inferior, y justo en ese instante una punzada intensa de placer en el clítoris, erectándolo, me hizo apretar las piernas contra el pubis y empinar el culito, ambos actos reflejos, igual que un animal, igual que ...
    ... una gata en celo. Fue cuando caí en la cuenta que yo ya no había refugiado más mis ojos en el café porque ya no estaban tímidos ni avergonzados sino desatadamente hambrientos.
    
    Sus ojos caramelo, grandes y rajados aterrizaron en los míos nuevamente, con una mirada esta vez descarada y condescendiente, sin tapujos, regalándome otra sonrisa de medio lado tan marcada como la intención que me estaba mostrando. "Ahora sí lo sabe", me dije, "está claro, me lo está poniendo bien fácil", y es que su faz excitada lo decía todo. Mi cortedad, gloriosamente y al fin, huyó escurridiza y sin avisar, mis piernas empezaron a descruzarse manteniendo el mismo estilo que cuando estaban cruzadas, muy de pose, en un aviso hacia él de que iba a ponerme en pie, mientras mis ojos le contestaban en tono fogoso con una invitación a seguirme al baño. La desfasada idea de la mesa se esfumó, evidentemente, ante la presencia de espectadores y como no, la posible llamada a la policía a poner orden en aquel innecesario escándalo.
    
    Andando en pasos lentos hacia el baño, dejé caer mis caderas bajo el sensual bass de Tricky y la pícara voz de The Antlers en un Parenthesis que arrancó a sonar, tan erótico como oportuno, justo cuando comenzaba a levantarme del asiento, sin dejar de mirar insinuadamente al caramelito que parecía ser que me iba a comer, en una caminata provocativa y sensual que culminé con una última mirada buscando su asentimiento.
    
    Tras la primera puerta había un pasillo con cuatro puertas ...