1. Nunca digas de esta agua no beberé


    Fecha: 25/01/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... quien rompió el hielo.
    
    —Bueno, ¿Qué quieres? —preguntó en un tono adusto.
    
    —Tan sólo quería verte. No hace falta que estés tan borde. Hace mucho tiempo que no hablamos, y más que no nos vemos.
    
    —No me apetece mamá. ¿Es que no lo entiendes?
    
    —Sí, sí que lo entiendo. Comprendo que estés disgustada conmigo…
    
    —¿Disgustada? —le cortó. —Disgustada no es la palabra mamá. La verdad es que no sé cual es para definir como me siento, ¿escandalizada, consternada, estafada, engañada, decepcionada, indignada…? Elige la que quieras, aunque todas son válidas y con todas me siento identificada con respecto a ti.
    
    —No he venido a justificar lo que hice. Sé que es injustificable. En mi defensa diré que nuestra vida no fue una mentira como tú crees. Yo quería a tu padre con locura y fueron veinticuatro años maravillosos. Eso es una verdad como un templo. Lo que pasó nunca tuvo que haber pasado. Hubo demasiado alcohol y todo se desmadró.
    
    —Todo no, la que te desmadraste fuiste tú. No pretendas culpar al alcohol de lo que hiciste. No eres tan inocente. ¿Pero por qué mamá? ¿por qué? Estabas con un tío, poniéndole los cuernos a mi padre. Es muy fuerte.
    
    —Lo sé. Perdí la cabeza.
    
    —No, mamá, perdiste la vergüenza y la decencia y, al parecer, encontraste otras cosas que no quiero mencionar.
    
    —Estás siendo muy dura conmigo, ¿no te parece?
    
    —¿Dura? ¿Crees que estoy siendo dura? ¿Cómo se supone que he de sentirme? Si mi madre se dedica a montárselo con otros. ¿Cómo crees que tengo ...
    ... que estar? ¡Dímelo tú!
    
    —He venido porque te quiero. Sé que estás decepcionada y todo lo demás. Lo que hice lo he pagado con creces. Lo que no quiero es perderte a ti también.
    
    —A mí ya me has perdido mamá. ¿Es que no lo ves? No puedo, de repente, poner una sonrisa en mi cara y aparentar que todo va bien. No puedo. No sé tú.
    
    —No te estoy pidiendo eso. Lo único que te pido es que no me cierres la puerta.
    
    —Tú se la cerraste a papá.
    
    —Yo no le cerré la puerta.
    
    —No, sólo le plantaste unos cuernos para que no pudiera pasar por ella.
    
    —No tienes derecho a hablarme así.
    
    —Ah, ¿no? ¿Y qué estabas haciendo cuando le dio el paro cardíaco a tu becario?
    
    —Fue un accidente—dijo avergonzada.
    
    —¡Ah, perdona por el tecnicismo! Eso te exime de toda culpa. Se le paró el corazón mientras te estaba dando duro mamá. ¿Por qué lo niegas? Papá tenía los cuernos de un toro bravo porque tú te dedicabas a follar por ahí.
    
    —No lo niego, y lo que yo hiciera es asunto mío. No tienes derecho a juzgarme. Yo no te digo lo que tienes que hacer, ni con quien tienes que salir.
    
    —Pero, ¿qué me estás contando? Yo tengo novio. No dejo a mi novio en casa y me voy a fornicar por ahí.
    
    —No. Tú eres doña perfecta. Eres la voz de la experiencia. La que nunca ha roto un plato. ¿Acaso te he dicho yo alguna vez con quien tenías que salir o con quien tenías que follar? Yo también tenía las ideas muy claras a ese respecto y por eso tú eres como eres, porque recibiste una educación y unos valores. ...
«1234...10»