Nunca digas de esta agua no beberé
Fecha: 25/01/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... La vida te abre senderos, y el camino que creías que era recto, resulta que luego no lo es tanto porque se te van cruzando obstáculos y no te queda más remedio que ir sorteándolos. Unas veces puedes hacerlo y otras te caes. Esto no estaba en mi ruta, Emma, o yo creía que no estaba y no supe sortear el obstáculo. No lo sé. Las vivencias son las que son. Marcan tu viaje y modelan tu personalidad. Las decisiones que tomamos en cada momento las adoptamos porque creemos que son las correctas. A ti también te pasará. Es posible que hoy pienses que nunca harías una determinada cosa, pero después, por circunstancias, la terminas haciendo. Por eso más vale ser cauta antes de decir de esta agua no beberé. Unas veces acertarás y otras te equivocarás, pero siempre habrá sido una decisión tuya con sus aciertos y sus errores, y nadie debería juzgarte por ello, así que no me juzgues tú a mí tan a la ligera porque puede que algún día tus palabras se vuelvan en tu contra. El karma se encarga siempre de ello. Créeme, sé de lo que hablo.
—Siempre has tenido mucha labia, mamá, eso no quita lo que eres.
—¿Y qué soy, según tú?
—Una adultera, y no me tires de la lengua.
—Puedes decir lo que piensas.
—Mejor no.
—Siento que pienses así de mí.
El incómodo silencio entre madre e hija se hizo atronador, y en vista de que Emma no estaba por la labor de ceder ni un ápice por aliviar la pesada carga de su madre, ésta se levantó considerando que era una batalla perdida, ya no olvidar ...
... lo ocurrido, sino intentar llevarse bien o, al menos darle una oportunidad para que el tiempo adormeciera las heridas. Felicia fue a darle un beso para despedirse, pero Emma retrocedió para evitarlo, de modo que cogió su cazadora y su bolso y se despidió con un pesaroso “Adiós” respondido con otro más airado.
No cogió ningún taxi. Caminó hasta su casa inmersa en sus reflexiones. No podía hacer nada por cambiar el pasado, ni tampoco podía justificar ante su hija lo que había hecho. Ella parecía tener muy clara su postura, en cambio, Felicia pensaba que era su vida y que nadie tenía derecho a inmiscuirse, y mucho menos a juzgarla, ni siquiera ella. Si había tomado la decisión, buena, o no tan buena de hacer lo que hizo, no tenía por qué sentenciarla, sino, tratar de entenderla o, al menos escucharla. Hasta el momento Felicia no había renunciado a insistir ante la posibilidad de una reconciliación, pero ese día desistió cuando, al parecer, Emma ya había decidido que su madre había muerto para ella. Si no quería tener ya ninguna relación, no sería ella quien se opusiera. Ya lo había intentado por todos los medios, sin éxito.
Mientras caminaba, dos lágrimas resbalaron por sus mejillas y se las limpió con los dedos, pero, en realidad, al haber hablado con Emma sintió que había limpiado su alma y su conciencia, a pesar de que para ella estaba mancillada.
—¿No estás siendo muy dura? Es tu madre, y te quiere. No deberías juzgarla con tanta dureza. ¿No has visto por lo que ha ...