1. Mi odiosa madrastra, capítulo 9


    Fecha: 30/01/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... contrariado. Nadia buscaba todo el tiempo generar situaciones eróticas. Siempre lo hacía con la excusa de que era por su trabajo, pero debía de saber que yo no era de madera. No podía dejar de preguntarme si de verdad no se había percatado de que había estado palpando mi verga erecta. Incluso si en principio estaba dormida, me costaba creer que en algún momento no se despertara, sintiendo tremenda dureza en sus manos.
    
    Una vez más, me vi derrotado por mis propios instintos, y es que ya me encontraba nuevamente con una potentísima erección. Desde que había cortado con mi exnovia, parecía que me calentaba con mucha facilidad. Pero esta excitación tenía algo muy diferente con respecto a todas las otras veces que tuve mi verga tiesa a causa de mi madrastra. En esta ocasión, mi verga me exigía respuestas. Y sobre todo, me exigía dignidad.
    
    Me levanté de la cama, con una resolución que hacía mucho no sentía. Hasta ahora había jugado su juego. Había hecho las cosas al pie de la letra a como ella las imponía. Sólo en una ocasión me había animado a tomar la iniciativa. Bien que se merecía esas nalgadas que le había dado. No era más que una caprichosa que necesitaba que de vez en cuando la pusieran en su lugar. Pero eso no bastaba, porque incluso esos azotes terminaban siendo parte de sus juegos. Hasta podría jurar que los había disfrutado. Necesitaba darle una dosis de su propia medicina.
    
    Sin embargo, si bien mientras salía de mi habitación, pensaba en todo esto, no era ni el ...
    ... enojo ni la indignación lo que me instaban a ir por Nadia. En esta ocasión lo único que me impulsaba a actuar, era una profunda necesidad de saber la verdad.
    
    No la encontré, ni en el living ni en la cocina. Me dispuse a ir a su cuarto, cuando escuché que la ducha estaba funcionando.
    
    Entré sin avisar.
    
    — León ¿sos vos? —preguntó ella.
    
    — Y quién más iba a ser —dije yo, corriendo la cortina, para encontrarme con mi madrastra, como dios —o el diablo—, la trajo al mundo.
    
    — ¿Qué hacés? No quiero que me veas así ahora —dijo ella, totalmente empapada, y totalmente en pelotas. Se cubrió las tetas con las manos, pero luego pareció recordar que su entrepierna también estaba desnuda, por lo que cerró los muslos, escondiendo así sus labios vaginales, aunque no logró cubrir su pelvis, que ahora tenía una mata de vello castaño.
    
    — Pero si vos hasta me ayudaste a bañarme —dije yo, recordando el semen que patéticamente se perdía por la rejilla, mientras ella apuntaba el chorro de agua a mi verga fláccida.
    
    — Eso fue diferente. Vos necesitabas ayuda —respondió ella, sin dejar de cubrirse, aunque de a poco parecía menos escandalizada.
    
    — Pero si yo también vine a ayudarte —dije—. Estuve pensando que un video duchándote causaría sensación entre tus seguidores. No tenés ninguno así ¿cierto?
    
    — Puede ser que tengas razón, pero ya hablamos de esto. No me gusta que me impongas cosas que no tengo ganas de hacer. Quizás en otro momento…
    
    — Pero si vos ayer te metiste en mi cama ...
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