1. La mamá de Joaquín, Cap 3


    Fecha: 05/02/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... ver a la mami de Joaquín me puso como loco.
    
    El tipo saludó a los pibes y después se acercó a mí. Yo levanté la vista. ¿Y este quién mierda es? Me pregunté para mí.
    
    —Rubén, el papá de Joaco. —dijo el tipo, como si hubiese leído mi mente.
    
    Era un viejo barrigón que vestía un uniforme parecido al de la policía. ¿Ese viejo choto se come a la mami del cheto? No no no. No podía ser. Esto no podía estar pasando.
    
    —Bueno, los dejo con sus cosas. — dijo el viejo, y se fue.
    
    —¿Y cómo vas con eso? — me preguntó Joaquín.
    
    —¿Con qué?
    
    —Con el libro.
    
    —Ah, bien. Si si. Muy copados lo de los planes quinquenales. —le dije, haciéndome el canchero. La verdad que eso de quinquenales era una de las palabras que no entendía. —Pero ni a palos termino hoy un resumen. ¿Me prestás el libro para que lo haga después en casa?
    
    —Sí, dale —dijo el cheto.
    
    —O de última le sacás fotocopias a esa parte. —dijo Ramoncito, metiéndose donde nadie lo llamó. —Igual tranqui. La idea es que hoy nos organicemos y después cada uno se lleva algo para hacerlo a parte. La semana que viene nos juntamos de nuevo para terminar el trabajo, y listo.
    
    —Ah, bien ahí. — dije.
    
    La idea de que tenía otra oportunidad de ver a la mami del cheto me devolvió el buen humor.
    
    De repente me entraron ganas de mear.
    
    —Che, dónde está el baño. —Le dije al cheto.
    
    —Mirá, metete en ese pasillo. La última puerta a la izquierda.
    
    —Joya, ya vengo.
    
    Fui hasta el baño. Cuando caminaba por ese pasillo, me ...
    ... dio la impresión de sentir en el aire un rico perfumito de mujer. Entré al baño, y mientras meaba, me di cuenta que alguien andaba por la casa, además de Joaquín y los otros dos tragas. Se escuchaba un sonido, como unos golpes de madera. Pensé que quizá los ruidos venían del cuarto de sus papás. Se me cruzó por la cabeza mandarme de una al cuarto, pero sólo fue una idea. No estoy tan loco.
    
    Tiré de la cadena y salí.
    
    —¿Y vos quien sos? —me dijo una dulce voz de hembra.
    
    Me di vuelta. La mamita de Joaco estaba apoyada sobre el marco de la puerta de uno de los cuartos. Me miraba corte inquisidora. Estaba terrible. Se había puesto una pollerita a lunares bien cortita. Arriba una blusa negra bien ajustada a sus tetas. El pelo negro estaba suelto. El pasillo estaba medio oscuro, pero sus ojos azules brillaban. Tremenda mujer.
    
    —Soy Sebastián. El Pitu me dicen ¿No te acordás de mí?
    
    —Ah, no te había reconocido. Estás distinto.
    
    La mina me miró de arriba abajo. Me acerqué para saludarla. Le di un beso en la mejilla. Su piel suavecita se sintió muy rica en mis labios. Y se me pegó un poco de su perfume.
    
    —Pensé que no estabas en casa. — le dije, tratando de disimular lo bien que me sentía de verla. —¿Cómo te llamás?
    
    —Andrea. — me contestó. ¡Por fin sabía el nombre de la mina que me volaba la cabeza! —Sí, estaba ordenando unas cosas. Los había visto llegar a tus dos compañeros. Me había olvidado que también venías vos.
    
    En ese momento me di cuenta de que tenía la ...
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