La mamá de Joaquín, Cap 3
Fecha: 05/02/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... respiración agitada, como si hubiese estando haciendo ejercicio.
—Qué lindo nombre —le dije, haciéndome el canchero.
Ella se hizo la boluda. Corte que no me escuchó.
—Me dijo Joaquín que lo ayudaste cuando le quisieron pegar.
—Ah ¿eso te contó? — dije yo, realmente sorprendido. Por dentro agradecí al cheto por hacerme quedar bien con su mami. El plan iba bien hasta ahora.
—Sí, pero espero que a vos no se te ocurra pegarle de nuevo. — me dijo.
—No, ni ahí. Está todo bien con el Joaco.
Estábamos muy cerca. Ella seguía arrinconada sobre el marco de la puerta. Parecía una gatita asustada. Eso me gustó.
Me di cuenta que me estaba poniendo al palo. Bajé la vista y comprobé que mi erección era muy vistosa. Cuando hice ese gesto, ella miró adonde yo había mirado. Luego levantó la vista, haciéndose la boluda.
—Me gustaría que me prometas, que no sólo no lo vas a volver a lastimar, sino que lo vas a cuidar, como hiciste ese día.
Me sorprendió su actitud. Era totalmente diferente a la fiera que me había encarado a la salida de la escuela. Faltaba que me suplique nomás.
Tenerla así, tan cerquita, y encima pidiéndome que cuide a su nene, me puso más duro todavía. Apenas podía controlarme. Solo necesitaba una excusa para avanzar. Entonces la miré de arriba abajo, corte que sea obvio que le tenía ganas, a ver si hacía o decía algo. Tenía una pierna flexionada. Las nalgas apoyadas en el marco. Cuando sintió mi mirada degenerada, se cruzó de brazos, como a ...
... la defensiva. Y ahí noté el detalle que necesitaba ver. Sus tetas estaban hinchadas, y sus pezones bien puntiagudos se marcaban en la blusa. La mina estaba alzada. A mí no me podía engañar.
—Así que querés que cuide al nene. —le dije, despacito, como en un susurro.
Me acerqué aun más, quedando pegado a ella.
—Sí, por favor, cuídalo.
La agarré de la cinturita de avispa que tiene.
—Quedate tranquila, que si me lo pedís así, hago cualquier cosa.
Ella rió. Me pareció el momento oportuno para comerle la boca de un beso, pero me esquivó.
Se quedó calladita, todavía apresada con mi cuerpo. Con la cara a un costado, y la mirada gacha. Seguía cruzada de brazos. Mis labios quedaron pegados a su carita. Mi mano seguía en su cintura. Con la otra mano le acaricié la pierna. Ella se removió, como queriendo salir. Pero yo la mantuve en su lugar, sin mucho esfuerzo. Del comedor llegaban las voces de los pibes que hablaban sobre el trabajo práctico. Si Joaquín se mandaba para el lado del baño, se pudría todo. Pero en ese momento no me importó nada. Manoseé las terribles gambas de Andrea. Y cada vez subía un poquito más, levantando la pollerita.
—Qué buena estás. —le dije.
La mano que estaba en su cintura, la fui bajando hasta sentir las nalgas macizas de la mina. Ella seguía sin decir nada. Ni me miraba. Se hacía la boluda, corte yo no voy a hacer nada, pero vos haceme lo que quieras.
—No sabés cómo me calentás. —le dije y le di un mordisco a su orejita. Ella ...