Mi sumisa traía regalo (I) - Relatos Eróticos

Mi sumisa traía regalo (I)

... conforme me he despertado, después de darle los buenos días.

-Eso tendrá castigo si decides seguir, serán diez azotes por orgasmo.

-Lo siento SEÑOR, no volverá a ocurrir, pero le puedo asegurar que ya me he corrido más veces que en todos los años de matrimonio.

Esa confesión me dejo desconcertado, pero a la vez me di cuenta de que podría hacer lo que quisiera con ella, y me arriesgue.

-Para empezar y mientras traen el desayuno ve al servicio y tráeme tus bragas en la mano.

-Si SEÑOR.

Se levanto y se fue directa al baño, yo seguía alucinando, pero me gustaba, me gustaba lo que veía y sobre todo su actitud sumisa, porque si era verdad todo lo que me había contado, era su primera vez.

Estaba la camarera dejando el desayuno en la mesa cuando apareció ella. Se sentó y cuando se fue la camarera me dio las bragas, de seda negra calada, y ademas húmedas.

- ¿Puedo hablar SEÑOR?

-Por supuesto, estamos aquí para eso.

-Gracias, hay algo que no le he dicho, pero yo tengo un cargo importante en la administración de la Junta, y no me gustaria que nadie que no sea necesario, se enterara de que soy su sumisa.

-Eso sobra PERRA, ya te dije ayer que solo sabrán que eras mi sumisa quien tú decidas, y por supuesto mis amigos de este mundo, y por esos yo pongo la mano en el fuego.

-Gracias SEÑOR.

-Y has dado por hecho que eres mi sumisa, cuando aun no te he preguntado si quieres serlo, y lo que es más importante si yo deseo que lo seas.

-Lo siento SEÑOR, ...

... pero si le sirve de algo, le dire que ya le he dicho a mis padres que después de desayunar y si usted me acepta aunque sea a prueba, iremos a conocerlos.

-Esta bien PERRA, me tienes descolocado y eso no es fácil, pero no hace ni 48 horas que nos conocemos, yo soy bastante mayor que tú, y te estas entregando sin condiciones, porque ni siquiera hemos hablado de límites.

-Cierto, pero para serle sincera, habré entrado cien veces en su perfil desde que lo descubrí, y le di muchas vueltas a hablarle, lo hable con mi madre, lo medite con la almohada, y hasta intente no volver a entrar en su perfil, pero no se me iba de la cabeza esa frase de “Dominante en toda la extensión de la palabra”, y mi madre me animo a escribirle, según ella, por probar no pasa nada, lo único que no le dije fue su edad, pero si para mi no es un problema para ellos tampoco.

-Es verdad que me acobarde, pero no por que lo que usted me dijo, no me gustase, al revés, todo lo que dijo es con lo que siempre he soñado, y hasta pensado despierta, pero como usted sabrá mejor que yo, eso de que a alguien le guste que la humillen, que la usen como si no fuese nada, no es algo que se pueda hablar con cualquiera, y usted me lo soltó asi, como si fuese algo cotidiano, que supongo que para usted lo es, pero para mí no.

-La primera vez que lo hable con mi madre, y no crea que no me costó, fue como soltar un lastre, pero a la vez en reafirmarme en lo que sentía, porque me di cuenta de que no era una fantasía, sino ...