1. Una noche con Mar (2 de 3)


    Fecha: 15/02/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... mezcla de vino y lefa.
    
    –¡Salud! –me dijo, y me dio a tomar casi la mitad del vino con algo de semen, pues la mayoría estaba concentrado al fondo. Ella apuró el resto y me compartió vino y esperma en un beso que me supo delicioso.
    
    –¿Acaso necesitarás Viagra para darme el amor que quiero? –preguntó montándose en mí y talló mi glande en el clítoris y labios de su cuca para que mi miembro resucitara–. Sé cómo se te parará fácilmente, es una receta ya probada –dijo, y tomó el vaso con semen que había traído para zamparse el contenido.
    
    Me besó con lascivia, compartiéndome la leche y paseando su lengua dentro de mi boca, mientras continuaba paseando la cabeza de mi verga en su oquedad y el palo comenzó a ponerse tieso. Se ensartó de golpe, sus nalgas acariciaban ondulantemente a mis huevos y cabalgó frenéticamente, viniéndose varias veces. Yo miraba en su rostro la lujuria que ella vivía: su cara hacia arriba, los ojos cerrados, la boca abierta y las fosas nasales moviéndose aceleradamente al ritmo de su respiración ascendente, ¡el éxtasis! En el último orgasmo que tuvo, se dejó caer sobre mí y comencé a sentir los apretones con los que su “perrito” estresaba el tronco de mi miembro, aún turgente.
    
    Cuando se normalizó su respiración, sin sacarle la verga de la vagina, la volteé para quedar sobre ella en posición de misionero. La besé y, a la par que nuestras lenguas jugaban, trepidé sobre ella que me abrazó con las cuatro extremidades hasta que sintió el calor de mis ...
    ... chorros dentro de su ser. ¡“Ahhh…!, exclamamos simultáneamente; y volví a sentir las ráfagas de las caricias en mi falo.
    
    Dormimos varias horas, tal vez dos o tres, y la desperté con las chupadas y magreos que le hacía en las chiches. “Mama, mama, mi niño”, dijo al acariciarme el cabello y jalándolo me obligaba a cambiar de areola. Nos volvimos a dormir.
    
    En la mañana, ella me despertó con los chupetes que le daba a mi verga. Yo sabía que ella no iba a obtener el biberón matutino que acostumbraba todas las mañanas, pero pronto se irguió mi arma y ella me demostró que ya estaba cargada nuevamente pues sentí cómo se endurecían mis bolas tanto como mi tallo y salió un chisguete que Mar saboreó con deleite antes de subir su cuerpo en el mío para besarme.
    
    –Buenos días –musitó en mi oreja al terminar de besarme.
    
    –Buenos días, Mar hermosa –contesté de la misma forma y lamí el pabellón de su oreja, provocándole pequeñas carcajadas.
    
    Lanzó las cobijas hacia un lado y su boca fue cubriéndome de besos mientras deslizaba su cuerpo hacia abajo. Hasta que el camino de besos llegó a mis huevos.
    
    –Espera así, no te muevas –dijo al ponerse de pie y entrar al baño de donde regresó con una máquina de afeitar.
    
    –¡No! –exclamé cubriéndome el vello con ambas manos– Mi esposa se dará cuenta –expliqué.
    
    –Sólo serán los huevos, ella no se dará cuenta –precisó y le dejé la vía libre, “Total, a ella no le gusta mamármela y sólo lo hace algunas veces que se lo pido”, pensé mientras Mar ...
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