1. De las barbas a la policía (capítulo tres)


    Fecha: 22/02/2024, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... haciendo el amor. José tenía facilidad o habilidad para penetrarme, es lo que más recuerdo, sabía cómo hacerlo y yo se lo agradecía. Allí de pie, yo con el pantalón y los calzoncillos bajados, inclinado algo mientras José me singaba. Cuando terminamos nos dimos cuenta que no estábamos solos, el amigo de José que cumplía años estaba allí mirándonos. Nos quedamos quietos como sorprendidos, mientras el amigo, que se llamaba Ramiro se nos acercó, agarrando con una de sus manos mi pinga dura y con la otra acarició mi culo lleno de la pinga de José que quiso sacarla, pero él le dijo que no.
    
    -¡No, Pepe, no se la saques! Ya veo que sabe cómo disfrutarla.
    
    Estuvo acariciando mi trasero, los huevos de José, el tronco de la pinga de José y el borde de mi culo húmedo. Terminó diciéndonos.
    
    -¡José hoy es mi cumpleaños!
    
    Estaba claro lo que quería, José sacó su pinga para dejar que aquel mulato se pusiera detrás de mí. José se situó delante, empezó a besarme, a acariciarme.
    
    -Nene, es su cumpleaños, no le vamos a negar un regalo así, no te preocupes, yo estoy aquí mirando.
    
    Quizá aquel idilio entre nosotros empezaba a llegar a su fin, José me ofreció como regalo de cumpleaños a su amigo. Al rato llegaron otros, unos miraban, decían algo y se iban, otros se sentaban allí mirando cómo me singaba. Era un regalo, un objeto, José me había regalado. Cuando el mulato terminó vino otro y cuando ese terminó otro quiso, yo protesté que me dolían las piernas pero eso no fue problema, me ...
    ... arrastraron hasta una cama y allí continuó el festín. Fueron cinco los que pasaron por mi dejando su semen, estaba molido, por suerte no me dolía pero no me sentía cómodo. Mi entre pierna y culo chorreaban semen de los machos que me usaron. Ramiro vino a la cama, trayendo un rollo de papel higiénico para limpiarme y así lo hizo, con suavidad. Quise levantarme pero Ramiro me dijo que no, que me quedara así, que retuviera la leche en mi culo, le obedecí y allí me quedé.
    
    José vino a despedirse, me dijo que mejor me quedara a dormir allí y que descansara. No soy tan tonto, sabía que no se iba solo, me levanté cuando salió para ver con quien se iba. Por eso me quedé y me entregué a Ramiro y a otro más que se había quedado. Dormimos algo en aquella cama tan grande los tres hasta que Julián, un negro delgado y pingón, me despertó para que le bajara la pinga que la tenía parada. De tanto revolcarnos y movernos Ramiro se despertó y se nos unió, ya no me importaba nada. Claro que Ramiro había untado mi culo con lidocaína y no sentía nada, ellos igual. A eso de las siete nos acostamos de nuevo ya medio muertos.
    
    A las doce Ramiro se levantó porque tenía que salir al trabajo dejándonos a Julián y a mí. A eso de las dos nos levantamos y salimos a la calle, Julián me invitó a su casa a almorzar. Vivía en La Víbora, en una casa de madera, humilde pero comimos bien. Julián era fotógrafo, después pasamos por el trabajo a buscar algo, por suerte ese día no trabajaba. Seguimos a casa de un ...
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