1. ¿Dará placer ridiculizar al cornudo?


    Fecha: 09/03/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... Luis.
    
    —“Amigo solterón, tengo para vos una oportunidad única”.
    
    —“Seguro que me estás por meter en algo raro”.
    
    —“No, esto es serio, te acordás del minón que quise presentarte en la discoteca?”
    
    —“Sí señor, imposible de olvidar”.
    
    —“Hoy, haciendo una entrega de materiales, llegué justo en un descanso donde estaban tomado algo y hablaban del tema impuestos. En eso ella dice «A veces tengo la sensación de que trabajo para darle dinero a los parásitos del estado», ahí intervine yo diciéndole que tenía la solución. Le conté de tu actividad y me pidió que te diera su teléfono para que la llames y acuerden una cita; te mando el contacto”.
    
    —“Gracias por acordarte de mí, ya veré qué hago”.
    
    Con inmensa suerte tengo diez buenos clientes, a quienes hago ganar bastante, los libero de una tarea compleja y tediosa, y por eso pagan buena pasta y con gusto. Parte de lo que cobro queda fuera y acá facturo lo apropiado para que ninguno quede en evidencia.
    
    Colaboran conmigo dos hermanas, alrededor de los veinticinco, solteras, lindas, educadísimas, reservadas y con muchísimas ganas de trabajar y aprender; al punto tal que en dos años podían llevar el estudio casi solas.
    
    Enfrascado en mejorar una alternativa suena el teléfono y en la pantalla veo Luis.
    
    —“Hola amigo, no insistas que entre semana no salgo a la noche”.
    
    —“Te llamo por otra cosa. Vine a la agencia de publicidad a cobrar y justo me encuentro con Susana que me reclama por no haber recibido tu ...
    ... llamada”.
    
    —“Me estás hablando en chino, a qué Susana tenía que llamar?”
    
    —“Hace diez días te mandé un contacto, tenías que llamarla para concertar una cita pues quiere saber si podés ayudarla. La tengo al lado y te escucha”.
    
    —“Susana, creo que hay un pequeño malentendido y estimo que conviene solucionarlo, pues de lo contrario, la posible relación comercial tendrá un mal comienzo. Tu interés en saber si mi actividad puede servirte de ayuda debe moverte a llamar a mi estudio, concertar una cita, y luego concurrir en el momento acordado para hablar. De ser al revés yo me convertiría en el interesado, y no es así”.
    
    —“Entendí, me das tu teléfono?”
    
    —“Para concertar la reunión tenés que hablar al estudio pues ahí manejan la agenda, y aunque parezca mentira ese número no lo sé, pero seguro que figura en guía. Luis, te cuento que si llegamos a un acuerdo con Susana la voy a tomar porque es tu amiga, pues ya tengo el número que clientes que puedo atender sin apremios. Un gusto saludarlos a ambos, y que sigan bien”.
    
    Concretar la cita, acordar el servicio que pretendía, establecer la remuneración, determinar la manera confiable de comunicarnos y agarrarme un metejón de la gran puta fue casi al unísono. Parece ser que le caí bien pues los contactos fueron aumentando en frecuencia, duración y sin relación con lo que nos había reunido.
    
    Por una cuestión de simple equidad mantuvimos estricta separación entre lo profesional y lo personal. Sus ingresos duplicaban los míos y mi única ...
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