Me enamoré de una ninfómana y no lo sabía (Parte III)
Fecha: 10/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Duendeprecoz, Fuente: CuentoRelatos
... él se hiciera frente a ella.
Y así mientras ella acariciaba su pene que ya se sentía durísimo por encima del pantalón, lentamente lo iba desabrochando y bajando la cremallera, alistándose para darle una buena mamada como ella las sabe hacer pues para eso es una experta, cuando yo empecé a salir con ella aún no sabía hacerlo así pero poco a poco fue aprendiendo, practicando conmigo y con sus otros amigos hasta llegar a hacerlo como toda una maestra. Lo que no sabía era que muy pronto se iba a llevar literalmente una enorme sorpresa…
Estando él con el pantalón abajo y tan pronto como ella le bajó el calzoncillo, saltó ante sus ojos un pene como ella nunca antes había visto…
A pesar de haber tenido ya experiencias sexuales con varios hombres a sus 21 años, nunca había probado un pene tipo hongo y el que ahora estaba a punto de comerse tenía unos 17 cm de largo, estaba circuncidado, de un grosor promedio, vello púbico abundante pero arreglado, sólo tenía rasurados los testículos, y un enorme glande rosado del tamaño de un huevo grande de gallina.
Helena no pudo disimular su sorpresa al ver ese pene tan particular y extraño y él por supuesto lo notó. Ella le dijo que era la primera vez que veía un pene así y él le aseguró que por el tamaño de su cabeza podía hacerle sentir cosas que no había sentido antes, lo cual despertó aún más su curiosidad.
Después de la sorpresa inicial y más llevada por la curiosidad que el deseo se acomodaron para vivir lo que sería ...
... en realidad una deliciosa experiencia para los dos. Vladimir se recostó sobre la cama habiéndose desnudado completamente de la cintura para abajo y ella se colocó entre sus piernas y mientras él la sujetaba suavemente a ella por la cabeza con ambas manos acariciando sus negros y lisos cabellos, ella empezó a hacerle un buen sexo oral por unos diez minutos recorriéndolo todo con su lengua empezando por los huevos que era lo único que tenía rasurado, subiendo luego por el tronco y su base velluda hasta su enorme glande lamiéndolo todo desde la corona y jugando con su lengua en la abertura de la uretra hasta que logró hacerlo eyacular.
Al día siguiente cuando nos vimos, ella me dio los detalles de esa noche. Me contaría que ese glande por su tamaño ocupaba prácticamente todo el espacio de su boca y que cuando lo sintió eyacular, el chorro de semen cayó directamente al fondo de su garganta sin darle siquiera la oportunidad de saborearlo como a ella le gusta hacer cuando sale por primera vez con un hombre, pues según me ha dicho en su experiencia el sabor del semen no es igual en todos los hombres, que la mayoría de los que ella ha probado son como dulces y suaves, hay otros que no tienen mayor sabor y algunos que son amargos, pero que en algunas ocasiones antes de conocernos, como en fiestas con sus amiguitos de colegio o con tipos que había conocido por ahí en algún bar cuando salía con sus amigas, también le habían salido algunos un poco salados y otros entre ácidos y ...