Espera, no lo desperdicies
Fecha: 11/03/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... nos comemos unos mariscos por allá, ¿eh, qué te parece? —dijo Elvira luego de que ambos cenaran—. Ahora voy a recoger esto y a ponerme más cómoda. Tú mientras tómate un baño que con el viaje y el calor te caerá bien. Descansarás. Vas a tardar en acostumbrarte a esta temperatura, pero ya verás que hay mucho que disfrutar por aquí —le dijo Elvira sonriéndole.
Daniel se duchó. En verdad que le cayó bien ese riego de agua fresca a su cuerpo. Durante el acto de limpieza no dudó en acariciarse el pene entusiasmado por lo que hacía unos minutos había visto, pero no eyaculó. Le pareció un tanto indecente hacer eso en casa ajena, bueno, era la primera vez que estaba en una.
Pero luego, tras salir del baño, el chico se llevó tremenda sorpresa, y es que vio a Elvira vestida muy ligeramente. Prácticamente se le veían las bragas y el sostén debajo de la única prenda que la cubría además de aquellas, ésta era un camisón de tela casi transparente que revelaba todo lo que había debajo.
Elvira, sabiendo el efecto que ejercía en el joven invitado, sonrió al notar la expresión de pasmado que a Daniel se le había formado en el rostro, y le comentó:
—No te asustes. Por acá es normal andar así, por el calor —le dijo, a la vez que continuaba lavando los trastos.
El joven que estaba a sus espaldas no podía dejar de admirar el amplio trasero de la mujer que tenía delante. Tremenda hembra de generosas carnes, jamás había visto una así en su vida, más allá de las que veía en el ...
... internet.
Era la primera vez que Daniel miraba a una mujer (una que no fuera su madre) vestida únicamente en ropa íntima, por lo menos fuera de la pornografía que veía a diario. Fue así que se le formó una elevación bajo la toalla que a él avergonzó.
Cuando Elvira terminó y se giró para guiar a su huésped a la habitación donde dormiría notó tal excitación en el muchacho, sin embargo, toda una dama, hizo como no darse cuenta de ello.
Poco después, mientras terminaba de instalar la hamaca en la que dormiría el chico, Elvira le dijo:
—Creo que dormir en hamaca te sentará mejor que dormir en cama. Sentirás menos el calor. Yo ya estoy acostumbrada, pero tú no. Además dormir así le gustaba mucho a tu mami cuando venía a la casa. De seguro que a ti también.
Minutos más tarde, Daniel, ya en la penumbra, estaba envuelto en aquella red que colgaba de unos ganchos empotrados en la pared de la habitación. No podía conciliar el sueño, le era imposible al estar en ese lugar ajeno. Quizás era el calor, o el hecho de estar en casa de una mujer sola; tal vez la incomodidad de estar apretujado en aquella malla, o quizás... no, Daniel bien sabía que no podría dormir hasta haberse desahogado. Tenía que eyacular; de hecho llevaba más de un día sin haber expulsado su simiente. Desde verse interrumpido en su visionado de porno no había vaciado sus testículos. Hasta le habían dolido los “huevos”; cosa que nunca antes le había pasado, pero es que nunca antes había tenido que pasar más de un día ...