1. Madre enamorada (2)


    Fecha: 12/03/2024, Categorías: Lesbianas Autor: starone, Fuente: CuentoRelatos

    ... boca. —Llévame a casa mama, quiero darme un baño y cambiarme… —Si tesoro mío ya es tarde— asentí acariciando su hermoso rostro.
    
    De camino a casa apenas intercambiamos palabra alguna. Más bien, solo fui yo quien intentaba sacar algún tema de conversación para hacer menos tensa la singladura que nos llevaría a nuestra casa. Afortunadamente, eran quince minutos de viaje, aunque parecieron más. Al entrar en la casa, Belén se dirigió a la habitación para buscar la ropa con la que dormiría tras tomar su baño, y yo, me dirigí a mi habitación. Ambas en silencio y sin saber qué decir… Una sensación de vértigo e incertidumbre me acompañaban en aquel instante. ¿Cambiaria nuestra relación lo que había ocurrido entre nosotras? ¿Belén correspondería a mi amor o solo fue un calentón para ella? Me quedé dormida, echa un mar de dudas, miedos y preguntas sin respuesta, a la par que con la sensación de haberme quitado un gran peso de encima. Mi hija Belén ya sabía lo que yo sentía por ella. Además habíamos tenido un encuentro sexual y muy satisfactorio…
    
    A la mañana siguiente desperté y todo estaba en silencio. Mire el reloj y eran las diez y veintisiete. Me extraño que Belén no me hubiese llamado; pues está ...
    ... acostumbrada a que yo sea la que madrugue. No le di demasiada importancia y me incorporé buscando el baño para hacer el primer pis del día. Me limpié y asee un poco y me dirigí a la cocina. —¡Belén cariño! ¿Por qué no me has despertado?— No encontré respuesta por su parte y empecé a preocuparme. En la mesa de la cocina había una nota. Sin duda reconocí la letra de mi hija, me senté y comencé a leerla:
    
    «Hola mama, en el momento de leer estas líneas ya me habré ido. Lo que ocurrió anoche es algo muy fuerte y necesito pensar. No me arrepiento, pero creo que ambas debemos reflexionar sobre ello en soledad. Cuando llegue a casa te mandaré un mensaje al móvil para que sepas que llegue bien a casa. No creas que te juzgo, o que pienso algo malo de ti. No estoy huyendo, lo que te dije anoche lo mantengo; pero necesito estar sola y reflexionar. Te quiero Helena.» Nunca me había llamado por mi nombre. Era la primera vez que lo hacía. En ese momento no sabía muy bien cuál era el motivo… De mis ojos marrones comenzaron a brotar las lágrimas. Cada vez de forma más intensa y acompañadas de unos sollozos inconsolables. Solo el abrazo de Belén, de mi hija, a la cual amaba como mujer, podría hacerlo…
    
    Continuará… 
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