E-mail entrante.
Fecha: 15/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: naunet, Fuente: RelatosEróticos
... En el extremo derecho reposan unas orquídeas azules perfectamente colocadas.
Me pongo detrás de un hombre que revuelve un montón de papeles con impaciencia y va diciendo palabras en un idioma que no conozco. A los pocos minutos avanza hacia uno de los recepcionistas, que ahora intenta entender qué son los papeles que el hombre le acaba de arrojar sobre la mesa.
La recepcionista de su izquierda entrega dos tarjetas a un matrimonio y saluda a la niña, que tapa su cara inmediatamente con la pierna de su madre. Después de darle una piruleta y hacerle un par de carantoñas, la familia se aleja. Ahora es a mí a quien saluda cordialmente.
Saco el DNI de la cartera y lo arrastro a través del mostrador. La chica lo recoge con sumo cuidado para devolvérmelo unos segundos después. Tras teclear algo en el ordenador, vuelve a mirarme a los ojos y sonríe como si fuese a soltar una risita en cualquier momento. No puedo evitar sonrojarme.
Me entrega una tarjeta azul marino con líneas abstractas de color blanco, junto con una pequeña tarjeta en la que aparecen los datos del hotel y todo lo que me ha indicado.
Avanzo hacia el ascensor con la sensación de que el hotel entero ha leído todos nuestros mensajes y saben lo que va a pasar en unos minutos. Pulso el botón de la sexta planta y me miro al espejo. Intento peinarme el pelo con la fingida tranquilidad de alguien que hace esto a diario. El calor me invade nada más pisar la moqueta negra de la sexta planta.
Camino con ...
... cautela, intentando que mis pisadas no se noten, como si estuviese jugando al escondite y me fuesen a pillar en cualquier momento. Apenas me fijo en la decoración de la planta, sólo escucho los latidos de mi corazón, que está a punto de salírseme del pecho. Después de tener que dar la vuelta porque me he confundido de pasillo, veo la puerta entreabierta de la que parece ser nuestra habitación.
Doy dos golpes en la puerta, tan suave que temo que no los hayas escuchado y tenga que hacerlo de nuevo. Esto no empieza bien.
Siento que me fallan las piernas y el calor se me sube a las mejillas, entre otras partes. Entro con cautela y, como no podía ser de otra forma, cierro torpemente la puerta tras desenganchar lo que sea del bolso que se ha enganchado en el pomo. Me recuesto sobre la puerta tratando de buscar toda la compostura y estabilidad con las que apenas cuento en este momento.
Intento acostumbrarme a la oscuridad de la habitación mientras diviso tu silueta avanzando hacia mí con seguridad. La tensión sexual que despende la habitación me abruma y se me escapa una risa nerviosa mientras siento que tus ojos me recorren de arriba abajo, como si sólo con eso ya me hubieses desnudado por completo.
En un impulso completamente impropio de mí, aprovecho tu cercanía para tirar de tus manos hacia mi cuerpo. Noto la calidez del tuyo completamente pegado al mío y me deshago por dentro. Tu mano asciende hacia mi cuello mientras acercas tu boca a la mía, reclino la cabeza y, sin ...