1. E-mail entrante.


    Fecha: 15/03/2024, Categorías: Hetero Autor: naunet, Fuente: RelatosEróticos

    ... apenas darme cuenta, me veo enfrascada en saborear tus labios sin prisa. Tu otra mano recorre mi cadera y mi cintura incansablemente, arriba y abajo. Sabes a una mezcla entre café y menta. Me permito un momento para descubrir que ya estoy mojada y vuelvo a notar el rubor en mis mejillas.
    
    Tu mano cambia de rumbo posándose en mi muslo derecho mientras asciendes lentamente hacia mi culo por debajo del vestido. Aprietas una de mis nalgas mientras acallo un gemido e incremento la velocidad de nuestros besos, tu lengua juega con la mía sin descanso y me permito pasar ambas manos por tu cuello hasta acabar en tu cabeza. Tienes el pelo mojado y frío, un contraste perfecto para todo el calor que llevamos acumulando desde hace rato. La mano que mantenías ahora en mi nuca, se cuela por debajo del vuelo de mi vestido y tus dedos acarician todo mi contorno hasta posarse en mi cintura. Quiero decirte que quiero más, mucho más, que tu simple tacto me tiene a tu absoluta merced, aunque creo que eso ya lo sabes.
    
    Voy desabrochando los botones de tu camisa mientras tus manos se acercan peligrosamente hasta mi sujetador. Separas tu boca de la mía lentamente, como si te costase despegarte de mis labios y resistir la tentación de seguir comiéndome. Agarras el final de mi vestido mientras me miras fijamente a los ojos y comienzas a deslizarlo hacia arriba, dejando mi cuerpo cubierto únicamente por el conjunto lencero que he escogido. Una vez te has deshecho del vestido, lo lanzas a alguna ...
    ... parte de la habitación que no me atrevo a mirar. Retrocedes unos cuantos pasos y te quedas mirándome un buen rato. Me repasas con la mirada de arriba abajo, constantemente, mientras yo no puedo evitar morderme el labio inferior. Tu mirada se para en mi sexo, después en mis pechos, y finalmente en mi boca.
    
    Te sonrío, nerviosa. No me gusta no saber qué es lo que estás pensando. Me desespero por la impaciencia de que vuelvas a tocarme. De que te deshagas de todas mis prendas. De que me cubras de ti y únicamente de ti. Jadeo. Me sonríes mientras vuelves a pegarte a mí y diriges tu boca hacia mi oído.
    
    Tus manos vuelven a recorrer todo mi cuerpo, centímetro a centímetro, mientras me besas el cuello y lo recorres con tu lengua. Consigo deshacerme de tu camisa y, tras acariciar tu pecho, redirijo mis manos a tu pantalón. La sensación me abruma mientras una de tus manos repasa el contorno de mi tanga, y la mía lucha por ganarle la batalla a unos botones que no parecen estar por la labor. Me basta desabrochar dos de ellos para comprobar, satisfecha, que estás igual de caliente que yo.
    
    De repente, me coges en vilo y me apoyas contra la pared. Muevo disimuladamente el culo para intentar sentir tu erección a través de mi tanga. Tu pecho se pega al mío, provocando el endurecimiento de mis pezones, que estoy segura de que sientes a pesar de la tela que separa por completo el piel con piel.
    
    Devoras mi boca con impaciencia, como si alguien fuese a entrar por la puerta y me fuese a ...
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