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Fecha: 15/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: naunet, Fuente: RelatosEróticos
... robar. Te sientas al borde de la cama, mi culo apoyado sobre tus piernas mientras tus manos acarician mi espalda y juguetean con el broche de mi sujetador. Sujeto tus manos, apartándolas de mi cuerpo, y me separo lentamente de tus labios con un mordisco. Me miras, expectante. No puedes evitar redirigir tu mirada nuevamente a mis pechos, para volver a mis ojos con la mirada completamente teñida de lujuria.
Me levanto situándome frente a ti para asegurarme de que me ves por completo. Acaricio mi vientre subiendo hacia mis pechos, para parar en el broche de mi sujetador. Lo desabrocho cuidadosamente y lo dejo caer al suelo mientras te observo tragar saliva. Acaricio mis pechos con mis dedos, dibujando pequeños círculos alrededor de mis pezones sin quitar la mirada de la tuya. Deslizo mis manos nuevamente por mi tripa y mi vientre hasta llegar a la tela de mi tanga. Jugueteo con la goma y voy deslizando uno de los bordes hacia abajo lentamente. Primero te muestro el inicio de mi monte de venus para acabar dejando visibles mis labios mayores. Dejo que el tanga baje por mis piernas y doy un paso al lado con el pie izquierdo para liberarlo de la tela. Para liberar mi pierna derecha, me agacho sensualmente para agarrar el tanga, levantar el pie y coger la prenda. Vuelvo a levantarme y, sin dejar de mirarte, separo los dedos que sujetan el tanga, haciendo que éste caiga al suelo.
Terminas de deshacerte de tus pantalones mientras vuelvo a acercarme a ti. Me fijo en la erección ...
... ya poco disimulada que se muestra a través de tu bóxers. En el momento en el que vuelvo a morderme los labios, extasiada, me coges de los brazos y me haces girar quedando de espaldas a ti.
Obedezco sin apenas cuestionar lo que estoy haciendo. Tus manos se posan sobre mi cuello, acariciándolo con movimientos suaves y demasiado sugerentes. Van bajando por mi clavícula hasta llegar a mis pechos. Dejo caer mi peso sobre tu cuerpo para facilitarte el trabajo mientras tus manos cubren mis senos. Resoplo al mismo tiempo que los masajeas y juegas con mis pezones antes de pellizcarlos suavemente. Siento palpitar tu erección sobre mis glúteos. Tus manos continúan el recorrido que te has propuesto, acariciando ahora mi ombligo para después ir descendiendo por mi vientre. Separo mis piernas dejándome totalmente a tu merced, no me siento con fuerzas ni claridad mental para negarte nada, y tampoco quiero. Mi espalda se arquea en el momento en el que tus manos suben desde la cara interna de mis muslos hasta mis labios mayores. Comienzas a mordisquearme el cuello a la vez que una de tus palmas recorre mi intimidad. Suspiras.
Asiento mientras apoyo mi cabeza en tu hombro y busco desesperadamente tu boca para perderme jugando con tu lengua. Separas mis labios mayores para acceder a la humedad que emano desde que empezamos a intercambiar mensajes, hoy más que nunca. Repartes mi lubricación por toda mi vagina, haciendo una visita turística de apenas unos segundos por toda ella. Tu dedo ...