La mamá de Joaquín, Cap 7 (Final)
Fecha: 22/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... acercarse dese el otro lado de la calle. Desde el lado de Catán.
—¿Te acordás de mí, logi? —pregunta el recién llegado.
Es un muchacho joven y fornido. Su remera se adhiere a su torso, dándole un aspecto de desnudez. Es morocho, y lleva el pelo corto. Sus ojos irradian vitalidad y revancha.
—¿Qué querés? ¿Cobrar de nuevo?
El hombre tatuado se baja de la moto. Los enemigos quedan cara a cara. El recién llegado es más bajo, pero sus egos están a la misma altura.
—Qué ¿te la bancás solo o querés llamar a alguna de tus novias para ayudarte?
El hombre tatuado sonríe con ironía ante la insolencia del otro. Caminan en un pequeño circulo sin dejar de desafiarse con la mirada.
Entonces se abalanzan hacia el otro. Sus pies raspan el suelo y levantan tierra. Sus manos se elevan para proteger sus rostros. Se miden, se observan, intentan descifrarse. El petiso morocho larga el primer golpe. El hombre tatuado se protege con su brazo. El muchacho es muy fuerte, pero el otro tiene la resistencia de quien estuvo muchas veces cerca de la muerte. El golpe no hace mella en él. Y ahora se dispone para devolver la gentileza. Pero el otro es ágil y astuto. Apenas el hombre tatuado levanta la mano, se agacha en cuclillas y le propina un golpe en el testículo.
El dolor es aberrante. El hombre tatuado lleva sus manos a la entrepierna, en un acto espontáneo. El muchacho petiso aprovecha para darle una piña directo a la cara. Es un puñetazo capaz de quebrar una madera ...
... gruesa.
Algunos automovilistas pararon para ver el espectáculo. Ninguno de los involucrados en el combate está preocupado por la posible intervención de la policía. Las comisarías de ambos barrios están bastante lejos; los patrulleros no suelen pasar por ahí; y aunque alguien hiciera una denuncia, podía pasar mucho tiempo hasta que algún operador la tome en serio.
El morocho petiso estaba usando de bolsa de arena al hombre tatuado. El golpe en sus genitales marcó el destino del duelo.
Sin embargo, al estar tan embriagado de revancha, no supo darse cuenta de lo que sucedía en su entorno. Dos hombres se acercaron a ellos. Eran de la misma edad que el hombre tatuado, y tenían los ojos de tiburón, igual que él.
Uno de ellos, de pelo largo y barba de varios días, le pega un rodillazo al muchacho petiso. Cuando este se da vuelta a ver quién era su agresor, recibe un fuerte golpe que impacta en su pómulo. Su ojo derecho queda casi ciego durante unos segundos, y el muchacho cae de rodillas al piso.
—¿Qué pasa pantera? Te está cagando a piñas el pendejo. —dice el tercer hombre. Un pelado barrigón, que sin embargo parece muy fuerte.
—Agárrenlo, lo voy a hacer mierda. —ordena el hombre tatuado, “Pantera”.
El de pelo largo le pega una patada al muchacho. Este pudo evitarla, pero el gordo le da una piña en la panza que lo deja sin aire.
Lo agarran de ambos brazos. Pantera saca la navaja de su bolsillo.
—¡Eh dejalo en paz, si ya le pegaron! —se escucha decir a una mujer que ...