1. Decía que respetaba a la mujer de los amigos


    Fecha: 02/04/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... tragarme el sapo. Voy a resolver tu incógnita, no te toco porque me das asco”.
    
    Así pasó casi un mes, ya que no encontraba el modo de terminar este matrimonio de una manera que me resultara satisfactoria. El divorcio era cosa segura, pero además quería vengarme.
    
    Con la intención de poner mayor distancia del ambiente que tan malos recuerdos me traía organicé alguna reunión en casa, pero con amistades que nada tenían que ver con el trabajo. Entre ellos Claudio, un solterón de cuyo negocio soy cliente y que vendría acompañado por una amiga, Andrea, a la cual no conocíamos. La otra pareja era un matrimonio vecino.
    
    Durante una cena agradable, charlas sobre temas variados e interesantes, en un momento la escuchamos a Andrea hablarlo a Claudio diciéndole Hache y en seguida rectificarse pidiendo perdón. Cuando miro al nombrado con cara de extrañeza, él respondió.
    
    - “Amiga, aunque no me convenga, ellos son gente de confianza, contales por qué me decís de esa manera”.
    
    - “Aguanten el cuento porque es largo. Le digo Hache por no decirle Hijo de p. . ., pero hay que aclarar, porque él es así en una sola faceta de su vida y es relativo a las mujeres. Si fuera al completo no sería su amiga. Nunca asume un compromiso y su único nexo con el sexo opuesto es la obtención de placer. Vale la pena decir que no es egoísta de pura casualidad, pues el placer de la compañera de turno forma parte del propio”.
    
    La curiosidad motivó la pregunta de mi mujer.
    
    - “Y vos lo sabés por ...
    ... experiencia propia?”
    
    La mirada, de la amiga al amigo, hizo que éste respondiera.
    
    - “Lamentablemente no. Cuando la conocí intenté pasar a mayores pero las palabras no tenían el efecto buscado a pesar del tiempo empleado, entonces decidí pasar a la acción y en una leve distracción le robé un beso. La contestación fueron cuatro dedos marcados en la mejilla y el aviso de que la próxima vez no solo cortaría la relación sino también mis bolas. Desde entonces, hace cuatro años, somos buenos amigos”.
    
    - “Debemos pensar que no te gustan los hombres?”
    
    - “Me encantan, pero no estoy dispuesta a ser un número en la lista de trofeos de hombres que solo buscan hembras”.
    
    Después de todo lo escuchado una duda era inevitable.
    
    - “Quien diría que luego de varios años de frecuentar tu amistad recién ahora tengo conocimiento de esa apasionada destreza tuya, lo que me lleva a preguntar, los dos matrimonios estamos en peligro y debemos mantener la distancia?”
    
    - “De ninguna manera, la pareja de un amigo es sagrada”.
    
    La nueva mirada de Andrea parecía decir «O te falla la memoria o estás mintiendo».
    
    - “No me mires así, esa vez fue una excepción. La señora en cuestión no perdía oportunidad de insinuarse, se frotaba en cuanto podía, en las reuniones se sentaba enfrente y, cuando no la miraban, se abría de piernas mostrando su entrepierna sin nada que la tapara. Pude hacerme el distraído hasta el día que me preguntó si era maricón. Esa ofensa pudo con mi fortaleza, y en el momento ...
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