1. Sólo puedo por detrás


    Fecha: 09/04/2024, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... acercamos a un restaurante en un palacio, la mesa en el patio, era bonito y la comida para mí , francamente buena. Gualterio se salió de lo que pidió la marquesa para darle a la pasta y a la carne, nosotros nos dimos al menú degustación.
    
    Estábamos en los postres, alegres, muy alegres cuando le dijeron al pintor , que podía sacar casi un millón de euros , antes de impuestos, gastos y comisiones, pero le iba a quedar una pasta gansa. Yo miraba mi entorno. En la mesa de al lado , una pareja, ella una morena en la treintena preciosa , su galán un cuarentón de buen ver.
    
    Fue entonces cuando entró aquel hombre, no dijo nada, sacó un revolver y disparó. Para entonces, yo había tirado al suelo a Gualterio, le había protegido con mi cuerpo, había sacado la Baretta y le disparé al tipo: al mano que empuñaba el revolver para que no pudiera disparar y a la pierna para que no pudiera huir. Cayó al suelo aullando. Yo le puse mi pistola en la mano de Gualterio, no quería tratos con la poli, se podía descubrir el pastel del falso transexual.
    
    La morena chillaba fuera de sí. A su acompañante le habían alcanzado en un hombro, Alberto se acercó y le tapó la herida con una servilleta. La mujer cuando vio que su pareja estaba bajo cierto control, fue al atacante, que estaba tirado en el suelo.
    
    - Mi amor..mi vida ..¿ por qué has hecho esta locura?- le repetía mientras le cubría de besos.
    
    Yo me levanté, y quité la mano del pintor , que no sujetaba la pistola, de mis tetas, no paraba ...
    ... de sobarlas y de apretarse a mí. Tenía la polla enorme y dura, destacaba el bulto como una tienda de campaña en los pantalones.
    
    La marquesa ,una auténtica señora, le cogió la pistola al pintor, dijo muy seria:
    
    - Yo tengo licencia de armas. Así que todos tranquilos, mientras viene la policía. Ya verá mi hijo, si conviene o no la publicidad . El cerebro comercial es él.
    
    La policía llegó enseguida, el restaurante estaba en calma, la propuesta de las dueños de invitar a todos los comensales del patio, por el mal rato pasado, ayudó.
    
    Nuestros aristócratas explicaron su versión de lo ocurrido. Al final lo que se iba a publicar y lo que iba a ir al juzgado era lo siguiente, parte verdad , parte mentira: el marido de la morena, que era segurata, sospechando que le ponía los cuernos con su jefe, les había seguido hasta el restaurante, no se pudo aguantar los celos, sin premeditación y mucho menos alevosía, había disparado contra el jefe de su santa esposa, que en realidad no le estaba engañando , preparaban una reunión con unos clientes chinos. La marquesa , que llevaba un arma, por si les intentaban robar algún estúpido que pensaba que las ventas de alguno de los cuadros del wonderfull pintor Gualterio Rovira, se había hecho en efectivo, había disparado hiriendo al asaltante, procurando impedir que siguiera disparando y que huyera. Un cuento encantador y que los camareros juraron que era lo que había pasado. La bofia se quedó con mi pistola y llegó la hora de retirarse , ...
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