Día y noche
Fecha: 18/04/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... apagó empañando su dicha, pero también su arrogancia. Pensó por un momento en Javi, en lo mucho que le daba y en lo poco que recibía a cambio, sin embargo, ahí estaba siempre cuando ella lo necesitaba. Rogaba para que el suplicio terminase cuanto antes. No deseaba seguir allí, y desde luego tampoco seguir con el juego peligroso al que se había estado acostumbrando sin haber valorado consecuencias.
Los dos ejecutivos arremetían con fiereza, y ella, en mitad de aquel torbellino de pollazos gritaba, cuando no, apretaba los dientes deseando que el tormento finalizase. El exaltado ejecutivo bufaba como un toro enfurecido mientras pistoneaba sistemáticamente como un autómata sin voluntad propia. Después de diez interminables minutos se detuvo, saco la verga del ano, se quitó el preservativo, movió su verga con diligencia y eyaculó sobre las nalgas, espalda y el cabello dorado de la joven. A continuación, se tumbó a un lado extenuado y satisfecho. Su socio le dio la vuelta a Valera, abrió sus piernas todo lo que daban de sí y la volvió a encular en busca de su orgasmo.
Por su parte, ella aguantaba estoicamente los embates del galán, y aunque ya no le dolía tanto, tampoco lo estaba disfrutando. Varias lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras el follador la embestía, babeaba, bramaba y resoplaba cual astado embravecido. Ella, en cambio, ...
... permanecía ahora hierática centrándose en un punto fijo a la espera de que terminara. El galán aceleró la cadencia hasta que percibió la inminencia del clímax, extrajo su miembro del recto de la muchacha, se quitó el condón y disparó su leche en la tersa y aterciopelada piel de la joven. Acto seguido se tumbó exhausto al lado de su socio al tiempo que palmeaban su mano como dos triunfadores que acaban de cerrar un gran negocio.
Valera se levantó, se limpió someramente y se vistió con rapidez con la intención de abandonar el lugar a la mayor celeridad. El energúmeno se aproximó hasta ella.
—¿A dónde crees que vas? —le preguntó zarandeándose una polla enviagrada que ya empezaba a hincharse de nuevo.
—Ya hemos terminado, —manifestó ella.
—De eso nada. Te has embolsado una importante cantidad de dinero por dos polvos de mierda.
Valera sacó el fajo de billetes del bolso y lo miró.
—¡Toma tu dinero! —dijo lanzándolo a continuación en la cama.
El ejecutivo de la perilla que permanecía tumbado se percató de su congoja, cogió el dinero, se levantó, se aproximó a la joven y se lo volvió a dar disculpándose.
—Lo siento. No hemos sido muy caballerosos. Coge el dinero. Es tuyo. Te lo has ganado.
Valera lo miró contrita, tomó sus honorarios y desapareció, sin embargo, después de analizar esas palabras, se sintió más puta que nunca.