Amigos de la niñez
Fecha: 23/04/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... vez que me pilló mirando.
—Sí, la verdad es que sí.
—Me alegro.
Nos sonreímos mutuamente, me dieron ganas de abrazarlo y besarlo y me tuve que contener. Tenía curiosidad por saber cómo terminaba todo, aunque tenía una idea de cómo me gustaría. Volvimos a probar nuestra puntería y volví a ganar. Se le veía resignado mientras yo danzaba triunfal.
—¿Qué tengo que hacer? — me preguntó contrito.
—De momento vamos a bañarnos.
Le agarré de la mano y nos metimos en el agua. He de reconocer que fui malvada, pérfida. En cuanto se descuidó me subí a su espalda. Él notaba perfectamente mis pechos aplastados contra él, pero jadeó cuando mis pies tocaron sus partes masculinas. Consiguió que le soltara y terminamos sentados juntos en el borde del arroyo, todavía dentro del agua. Siguiendo con mi nueva política malvada le acaricié el abdomen, suavemente le frotaba en círculos. Cuando noté como su miembro empezaba a crecer salí del agua.
—Venga, te regalo una oportunidad. Si me ganas me quito todo.
Salva abrió mucho los ojos y sonrió encantado. Ahora disfruté más al verle recoger las piedras con su virilidad a medio camino de una erección. Los dos acertamos el primer tiro y fallamos el segundo, el tercero también acertamos los dos. El cuarto atinó él y yo fallé. Me ganaba por uno. Erró el último tiro. Si yo acertaba empatábamos y si fallaba ganaría él.
Lancé la piedra y dio justo donde quería. Fuera de la diana. Salva gritó levantado los brazos, sabiéndose ganador y ...
... sabiendo el premio que le esperaba. A pesar de estar deseando desnudarme para él me hice la remolona.
—Creo que deberíamos dejarlo aquí — le dije fingiendo estar avergonzada.
—Pero has perdido.
—Sí, pero como me debías un castigo me parece justo dejarlo en empate.
—Vale, tienes razón — me dijo después de unos momentos. El pobre estaba desilusionado pero no quería obligarme. Era un cielo.
Se giró para buscar su bañador y vestirse, momento que aproveché para quitarme a toda prisa el bikini. Todo. Parece obvio, pero me sentí desnuda, jajaja. Estaba deseando mostrarme ante él, sabía que yo le gustaba, pero ahora necesitaba que mi cuerpo también fuera de su agrado, que le excitara verme.
—Salva — llamé antes de que se pusiera el bañador.
Cuando se giró le cambió la cara, pasó de la desilusión al gozo en una milésima de segundo. Levanté los brazos para erguir mis pechos y me di la vuelta posando para él. Sus ojos me recorrían entera sin descanso. De mi cara a mis pechos, luego a mi ingle y de vuelta a los pechos. Si no tenía cuidado sufriría un esguince en los globos oculares, jajaja.
Cuando dio un paso acercándose salí a su encuentro y nos unimos en un abrazo y un beso. No fue tentativo ni suave como los anteriores, fue un beso profundo y hambriento. Me agarré a su pelo para no dejarle escapara. Gemí en su boca cuando sus manos acariciaron la curva de mi trasero. Ambos nos exploramos mutuamente, recorrimos el cuerpo del otro ávidos de contacto, de piel. Su ...