1. Toda la familia se involucra (hoy más unidos)


    Fecha: 28/04/2024, Categorías: Incesto Autor: luisfa60, Fuente: CuentoRelatos

    ... imaginaba.
    
    Como otras tantas veces, la lengua de Elba y la mía danzaban en un baile frenético. Nadie prestaba más atención a la película, cada uno estaba filmando la suya.
    
    Comenzamos a sacarnos la ropa y en menos de un tris quedamos todos desnudos, Mariela se subió sobre papa, abriéndose de piernas y sentándose sobre sus muslos, haciendo desaparecer por el medio de sus labios vaginales el miembro erecto, grande y venoso de su amante.
    
    Me arrodillo en el suelo, acomodando a mama en el sillón, deposito las piernas de Elba sobre mis hombros, observo su vagina, me encanta su forma, deslizando un dedo en su contorno y entre ellos, los que se fueron separando para dar plena visión de su clítoris y entrada vaginal, que me invita a recorrer con mi lengua el camino desde ella hasta su ano. En un grito ahogado que fue subiendo de intensidad, apretando mi cabeza hacia el pubis, Elba se permite descargar su fluido.
    
    Papa y Mariela seguían en lo suyo, los dedos de Wilson jugando en la vagina nunca detuvieron su movimiento, estimo que jugando con el clítoris, su verga entrando y saliendo, al ritmo, sus jadeos y gritos que se ahogaban por los suspiros que escapaban de sus bocas, trataban de buscar aire para respirar con normalidad. La boca de papa se posó sobre las tetas redondas de Mariela, alcanzo a ver como con sus dientes muerde los pezones, su cuerpo se tensiona, para darle paso a los movimientos agitados de Wilson, que hicieron estremecer a la pareja cuando dejaba entrar ...
    ... a la visera vaginal de Mariela su jugo seminal. Jadeante ella se dejó caer laxa sobre él.
    
    Wilson saco su miembro, del interior de su vagina escurría un líquido blanquecino que poco a poco iba humedeciendo el sofá.
    
    Luego de tremenda sesión de sexo, Wilson y yo fuimos por unas bebidas, preparamos unos clásicos ron-cola para los cuatro, sentándonos en el sofá nuevamente, para conversar como si fuera habitual lo ocurrido.
    
    Me detuve a observar:
    
    · Elba preciosa mujer, cincuenta y cinco años muy bien llevados, morena, grandes tetas naturales y buen culo, un poco pasada de peso.
    
    · Mariela, un poco más baja que yo, cuerpo de gimnasio, no exuberante pero hermoso, piernas fuertes, pechos pequeños, brazos trabajados y culo firme.
    
    · Wilson, cincuenta y siete años, se le notan los casi dos metros que mide, fuerte y un tatuaje que recordaba su paso por la marina. Debo reconocer que es atractivo.
    
    Solo quedo yo, veintiséis años (dos más que mi hermana) herede algo de la altura de Wilson, no soy de gimnasio pero me mantengo bien, soy delgado y fuerte debido a mi trabajo, piel clara, pelo corto y crespo, vientre plano con algún musculo marcado.
    
    Tomando a Mariela del brazo, la hice ubicar a mi lado, bese sus labios por primera vez sintiendo su calidez y habilidad para hacerlo, sus pechos son suaves y sus glúteos tersos y duros. Cambiándola de posición, apoya la cabeza en el respaldo y sus rodillas en los almohadones, las separa lo más que puede, quedando sus partes a mi ...