La que busca encuentra...
Fecha: 30/04/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... macho, entonces, continuó con su tarea y la despojó de su falda. No fue difícil. Tan solo con soltar la cremallera, la prenda cayó al suelo.
Ella, algo coqueta, se quitó los pantis y se montó en la cama, presta a recibirle. El hombre, muy ágilmente, de desprendió de la ropa y pronto estuvo listo para embestir de nuevo. Mi esposa, sin embargo, lo instruyó para que se acercara a ella, a un costado, de rodillas, y, tomando su miembro, se lo llevó a la boca y empezó a chuparlo con mucha dedicación. El miembro, rápidamente, se puso erecto. Pero, ella, excitándose ante la vista de esa imagen, continuó su labor, concentrando su atención en el glande de aquel hombre, que, disfrutaba de esas cálidas atenciones.
No pasó mucho tiempo para que el macho se decidiera intervenir y, de una manera un tanto brusca, la detuvo diciéndole, ahora me toca a mí. Se colocó frente a ella, con su pene erecto palpitando, abrió sus piernas y con un tino certero, llevó su pene dentro de la vagina de mi mujer, quien dispuesta lo recibió y, agarrándole por las nalgas, lo dirigió para que fuera profundo dentro de su cuerpo.
La cópula inició con embestidas fuertes por parte de él y contragolpe de ella a sus embestidas, con sus caderas. Mi esposa, por no decirlo de otra manera, se volvió loquita sintiendo la verga de aquel jugueteando dentro de su cuerpo. Su cara enrojecía con cada embate del macho y su cuerpo, retorciéndose debajo de él, mostraba las deliciosas sensaciones que el contacto con ...
... aquel le producía. Ella abría y elevaba sus piernas para sentir más profundo las embestidas del macho, quien no cesaba de moverse, adelante y atrás, concentrado como estaba, penetrando a mí mujer.
La faena continuó con la misma intensidad. Aquel hombre procuraba varias los ángulos de sus embestidas en cada movimiento y, al parecer, esto producía algún resultado porque ella gemía más y más con cada variación. Era seguro que aquel miembro en movimiento tocaba las partes más sensibles del sexo femenino y le sacaba chispas de placer a mí esposa con cada una de sus variaciones. Hasta que, después de empujar y empujar, por un lado, y gemir por el otro, aquel, nuevamente, presionó su cuerpo contra el de ella para irrigarla internamente con su semen. Ella pareció sentirlo, porque abrió sus ojos para ver cuál era el semblante del acucioso caballero.
Ambos, agitados, quedaron tendidos lado a lado, recuperándose del esfuerzo. Ella, estando en su cama, se relajó y pareció dormirse. El hombre, por otra parte, después de un rato, se incorporó, entró al baño para ducharse y vestirse, lo cual hizo bastante rápido. Y, sin tanto protocolo, se despidió. Gracias, señora, dijo despidiéndose de ella. Ojalá nos volvamos a encontrar. Ojalá, respondió mu mujer. Que regreses pronto. Hasta mañana.
Y así terminó la velada. Ella tenía ganas de experimentar y hacer el amor aquella noche, así que su disposición y búsqueda se vio recompensada. Y es que la que busca, encuentra. Y, en este caso, lo que ...