Aventuras y desventuras húmedas. Tercera etapa (19)
Fecha: 04/05/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... con tanta protección, le pareció una frase perfecta. Pero por otro lado, también tenía otra pronunciación, que por una parte le gustaba, pero por otra, no quería que eso fuera así. La pregunta sonó fuerte en su cabeza, quizá sabía la respuesta de antemano, pero era la primera vez que le dio forma. “¿A Sergio le gusto?”.
Le sonrió fríamente, como un muñeco de trapo con una mano atravesándola el trasero. No podía sacar algo más natural, porque no sabía que sentía, ella amaba a Paola, era con la que quería estar, no con Sergio.
Se despidió con un gesto de cabeza, dejando la conversación cortada en ese punto y abriendo su puerta mientras el joven cerraba la suya. Hasta el domingo Carol tendría tiempo, tiempo para comerse la cabeza todo lo humanamente posible.
Sin embargo, Sergio quizá por desgracia o suerte, no tuvo tiempo para eso. La tarde llegó rápida y cogió el coche rojo que tanto amaba para recorrer unos kilómetros hasta un destino muy específico.
Aparcó relativamente cerca del trabajo de su madre. Manteniéndose quieto por más de cinco minutos dentro del coche. Podría parecer que son pocos minutos, pero cada segundo se le hizo interminable. Unos nervios incontrolables se apoderaron de él, la tripa le dio vueltas y las piernas de forma inquieta no se detenían, parecía que tuvieran la misma función que un martillo hidráulico.
Cogió fuerzas, ¿de dónde? No lo supo. Abrió la puerta del conductor, notando el aire frío que todavía imperaba a las puertas de la ...
... primavera, pero con un sol radiante que calentaba lo justo. Anduvo con paso firme, más por obligación que otra cosa, quería ir, pero no tenía ni una frase pensada.
¿Qué le diría a su madre? “Hola, ¿qué tal? Hace cuanto ¿no?”. Todo lo que se le ocurría sonaba más o menos igual de ridículo. Ponerse serio, sentimental, gracioso… no eran buenas ninguna de las opciones. Podría dejar que hablase ella, que le dijera algo e improvisar sobre el terreno. No obstante, no había tiempo para más, levantando la cabeza se dio cuenta de que estaba a un portal de distancia del escaparate de la tienda.
Infló sus pulmones tanto como pudo, el corazón le saltaba del pecho y estaba seguro de que si alguien miraba dentro de su garganta lo vería saludar. El cuerpo se le tensó y las manos húmedas, le resbalaban en los bolsillos. Se las limpió en el pantalón, parándose justo antes de entrar a la tienda.
Los oídos le zumbaban y la situación no podía ser más crítica, podría marcharse en ese mismo instante, largarse corriendo y no volver. Sin embargo, ese no sería Sergio, sería un cobarde, un maldito cobarde que se odiaría por siempre.
“¡Entra, joder, échale huevos! ¡Vamos tira para adelante, es tu madre!” Se dijo con fuerza mientras sus labios se apretaban dejando una fina marca blanca. Cerró los ojos, tan fuerte como pudo, dejando fluir los sentimientos que tenía olvidados sobre su madre. Como la amaba, la quería hasta el último confín del universo, pero ¿qué tipo de amor era? Esperaba que ...