1. Aventuras y desventuras húmedas. Tercera etapa (19)


    Fecha: 04/05/2024, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... volviera a ser solo materno…
    
    Se motivó así mismo, haciéndose la pregunta clave que ningún hombre que se precie puede escuchar sin exaltarse. Desde lo más profundo de su psique, una voz burlona, quizá su conciencia o el demonio que en todos habita, le dijo con sorna “¿Qué pasa, Sergio? ¿No tienes huevos?”.
    
    —¡A tomar por culo!
    
    Giró con rapidez, la puerta de cristal se abrió y un ruido de campanillas replicó en toda la tienda. Por fin estaba abierta, entrando con decisión y pisando tan fuerte que se pudiera notar su presencia en la otra acera.
    
    En la tienda no había nadie, al menos a la vista. Echó la vista atrás, podía leer el cartel de cerrado, por lo que de cara al público estaría la parte en la que ponía “abierto”, no había error. Lanzó un vistazo rápido sin ver a nadie, ni en el mostrador, ni en los pasillos de hileras de ropa, ni en el probador.
    
    —Ahora voy.
    
    Una voz se escuchó tras alguna pared o puerta. Sergio la divisó rápidamente, era la que estaba al fondo a la izquierda, de allí provenía la voz… que salía… de la boca de su madre.
    
    El corazón latía a la velocidad de un guepardo, pero con la fuerza de un león. Estaba seco, necesitaba litros de agua, seguramente perdidos por todo el sudor que manaba de su cuerpo. Escuchó un clic, la cerradura de aquella puerta se abrió y entonces fue que… la volvió a ver.
    
    De allí salía Mari con la cabeza gacha mirando un cuaderno de notas, seguramente con asuntos de la tienda. No estaba prestándole atención, solo ...
    ... miraba las hojas donde la tinta azul dibujaba números y letras hasta por el borde de la página.
    
    Estaba preciosa, hacia él venía una diosa, la mujer más bonita de la existencia. La volvía a ver bien, no como la otra vez desde la otra acera. No sabía cuánto tiempo llevaba sin observarla tan de cerca, no contaba los días por evitar cualquier pensamiento sobre Mari, pero allí estaba. Se había dejado crecer el pelo, lo tenía arreglado y una melena morena brillante le llegaba casi hasta la mitad de la espalda. Sus botines resonaban en el suelo de baldosa, haciendo que sus piernas estuvieran bien firmes dentro de unos pantalones holgados de los que se quejó el joven porque no fueran ceñidos. Arriba una camisa blanca también holgada y una chaqueta ejecutiva con las mangas remangadas, ¿esa era su madre? “¡Qué cambio! Es la misma, pero se cuida.” Pensó sin recordar haberla visto tan bien cuidada en… en… ¿Nunca?
    
    —Perdóneme, estaba justo en el almacén.
    
    Mari sintiendo la presencia del nuevo cliente llegó hasta el mostrador, con el rabillo del ojo, vio que era un chico joven, aunque no lo tenía muy claro, pero un hombre fijo. Anduvo hasta donde solía estar sentada y dejó el cuaderno encima del cristal para mirar y atender al cliente.
    
    Los ojos se le abrieron, tanto que a poco se quedan colgando hasta la boca. El asombro era infinito, de todas las personas del mundo ese joven era el que menos esperaba ver. Apoyó una mano en el mostrador del cristal, no se iba a desmayar, pero más ...