Aventuras y desventuras húmedas. Tercera etapa (19)
Fecha: 04/05/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... una canción. Se le había ocurrido una estupidez, la cara de Carol se entristecía a cada poco y debía animar a su amiga… para una que tenía…
Corrió rápido con el ratón por el reproductor de música y eligió una, que bueno… no estaba mal del todo para lo que quería. En la habitación, mientras Carol mirada dubitativa a su amigo sin saber lo que hacía, Marc Anthony empezó a cantar.
—¿Sergio? ¿Vivir mi vida? ¿De verdad?
—¿La conoces?
—Sí, claro, aunque no es de mis favoritas…
—¡Calla! —Marc dijo las primeras palabras y Sergio cogió de la mano a su amiga levantándola de la silla— ¡Venga, baila conmigo!
—¡¿Sergio, qué haces?!
Por la fuerza del joven, el pequeño cuerpo de la chica dio una vuelta en la habitación volviendo a sostenerse por la intervención de la mano de su amigo. Se miraron dentro del cuarto, con los cuerpos húmedos de la ducha y el calor reinante en el pequeño recinto. Cogidos de la mano, con los brazos estirados y los cuerpos separados, se vieron por primera vez de otra forma.
Sergio sonreía, pero de verdadera felicidad, quería pasárselo bien y sobre todo, ayudar a su amiga. Carol lo entendió y su gesto sorprendido, cambió para copiar la misma sonrisa que tenía su amigo. Solo una persona le había sacado esa sonrisa a cuentagotas en todo este tiempo y había sido Paola. “¿Por qué Sergio?”.
Carolina no lo dudo, dio una vuelta sobre la alfombra del cuarto, sus pies sisearon en el suelo. Parecía una bailarina girando sobre un teatro ruso ...
... atestado de invitados importantes. Las manos cogidas sobre la cabeza de la chica viraron como el cuerpo de esta. Lo hizo rápido, tanto que mientras el pelo se estiraba hasta el máximo despidiendo pequeñas gotas, temió que las gafas le salieran volando.
No ocurrió, sin embargo, lo que si pasó fue que la fuerza de rotación le hizo quedarse totalmente pegada a su amigo. Pecho con pecho, sus cuerpos cubiertos únicamente por una tela volvían a estar unidos, esta vez no era un abrazo, era un baile.
Sergio la sujetó con fuerza de la mano y posó la otra en una pequeña cintura que hizo que su palma pareciera gigante. Ella la colocó en el hombro del joven, tan duro y seguro que le pareció mágico. “¿Qué me está pasando?”.
La canción proseguía, llena de vida y vitalidad. El baile se convertía en una maraña de pasos mal trenzados, risas incontrolables y roces inevitables, pero de lo más gratificantes. No es que se lo estuvieran pasando bien, es que se divertían como verdaderos críos. Lo recientemente narrado por Carol se había esfumado, borrando el recuerdo de un individuo que detestaba. Y para Sergio sus problemas se habían resumido a… dar con el paso acertado para no caerse o pisar a la chica.
La canción terminó, haciendo ambos una estúpida reverencia que salió de improviso. Fueron a sus lugares de origen con una sonrisa imborrable que nadie les podía arrebatar, juntos… eran felices.
Otra cerveza corrió y después una nueva… bebieron las dieciséis durante toda la tarde y la ...