1. El calor y la ocasión


    Fecha: 04/05/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... y la caída del pecho así lo sugieren.
    
    Después de las aclaraciones que hace la dueña para que la empleada sepa de qué se trata el asunto y nos deja solos. La chica se mantiene seria y yo, para romper el hielo, le pregunto cuántos hijos tiene.
    
    —Todavía no tengo, y ya llevo más de dos años casada… —contesta sonriendo, aunque con cierto dejo de pesar, y al agacharse a tomar la bolsa de la ropa, no puedo evitar mirar una generosa parte de su exuberante pecho.
    
    Ella sonríe al darse cuenta que miro más allá de su escote pues carece de sostén y, con intención expresa, tarda un poco más en levantarse. Al igual que en la mañana me ocurrió en la terminal, se me vuelve a levantar la verga por culpa de mis necesidades insatisfechas, acicateadas por el color de piel que veo en el gran hueco que me deja ver el holgado hipil, incluido el ombligo, además de las tetas.
    
    —¿Usted es casado? —me pregunta viendo mi notorio bulto.
    
    —Sí —contesto algo ruborizado y con temor de que esté maquinando una respuesta hiriente y que ya no me haga el servicio.
    
    —¿Y tiene hijos? —pregunta ahora cambiando la expresión a una de genuino interés.
    
    —Sí, cuatro —contesto.
    
    —Qué bonito ha de ser tener familia, pero yo… —dice mostrando un rostro desolado.
    
    —Ya vendrán, solamente hay que seguir intentándolo —digo interrumpiéndola.
    
    —Sí, pero mi esposo a veces no quiere subirse y otras llega borracho —me contesta con inusitada franqueza—. ¿Usted toma? —pregunta y me deja desconcertado.
    
    —Sí, ...
    ... pero cuando me emborracho me duermo —le advierto para defender el honor de su marido.
    
    —Y aun así tiene hijos… —insiste.
    
    —Será porque sólo me emborracho una o dos veces al año, los demás sigo practicando… —le contesto bromeando, pero sigo con la verga tiesa.
    
    —¿Y sólo tiene cuatro? —pregunta donde advierto que no entiende lo del control natal.
    
    —Sí, pero ya me da el cuarto para mantenerlos a todos —haciéndole ver las dificultades de tener una familia numerosa.
    
    —Pero si son poquitos... —dice con mucha convicción—. ¿Va a estar mucho tiempo por acá? — pregunta volviéndose a agachar para descansar de la carga de la bolsa con ropa, y, al volver a ver cómo cae su pecho, mi verga da un respingo.
    
    —Unos ocho días más —contesto embobado en sus tetas de las que no separo la mirada.
    
    —¡Qué bueno que le va a tocar la feria!, a ver si nos vemos —dice presionando su blusa y cerrando mi panorámica visión para obligarme a verla a la cara.
    
    —¿Para qué, si no me gusta bailar? —digo para hacer más larga la plática.
    
    —No solamente se puede bailar, yo puedo invitarlo a hacer otra cosa… —me dice sonriendo pícaramente al atar la bolsa, después de volver a contar la ropa.
    
    —Gracias —contesto pronto, y me despido sonriéndole antes de tratar de precisar a qué puede invitarme. Como respuesta obtengo un suspiro causado por lo que ve en el frente de mi pantalón cuando imaginé cómo cumpliría su propuesta.
    
    —Yo creo que mañana en la tarde ya está lista su ropa. ¿A dónde se hospeda para ...
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