El calor y la ocasión
Fecha: 04/05/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos
... llevársela? —pregunta y le doy el nombre del hotel y el número de búngalo.
Al siguiente día, atiendo todos los asuntos con la mayor rapidez para dejar libre la tarde. Vuelvo a comer en el mismo sitio y al terminar, ella va a mi mesa y me dice “En hora y media le llevo su ropa”, lo cual agradezco.
En el refrigerador del cuarto tenía ya una variedad de refrescos y carnes frías. También me había proveído de un par de diferentes rones y vinos, por si los ocupaba.
Puntual, la muchacha tocó a mi puerta. Al abrir me quedé impresionado pues la puerta daba hacia el poniente y a esa hora el sol dejaba ver el perfil de su cuerpo bajo las ropas. Portaba un hipil completamente blanco con una cinta multicolor bordeando al cuello, tejida con gran minuciosidad y otra en la base, sobre las rodillas. ¡Era una ropa de gala! que sólo se completaba con unas zapatillas de tacón muy bajo, forradas de seda negra y también con bordado.
—Aquí está su ropa —dijo extendiéndome un paquete donde venía doblada.
—Pasa, por favor —dije al tomarla. Ella entró y cerró la puerta
—Cierro para que no se salga el fresco”, precisó.
—Por favor, toma asiento… —y caí en cuenta que no sabía su nombre—. Perdón por no haberlo preguntado antes. ¿Cómo te llamas?
—Muunek Ku, ¿y tú? —contestó cambiando al tuteo con el que yo inicié.
—Isaías Rendón —respondí haciendo una ligera caravana y extendí mi mano señalándole el sillón para reiterarle mi ofrecimiento de sentarse—. ¿Tu nombre y apellido son ...
... mayas?
—Sí, así es. Quizá yo no te parezco muy maya, pero sí, mi madre lo es —dijo soltando la cinta de su cabellera negra ondulada y abundante.
—Pero, el apellido Ku, ¿es de tu madre? —pregunté suponiendo que era hija de madre soltera.
—No, ese es el de mi padre. Mi madre se apellida Canul.
Me quedé sorprendido, ambos apellidos son mayas, pero ella tiene un tono de piel más claro, ojos grandes, su cabellera no es lacia, aunque su sonrisa y párpados sí que tiene esa belleza maya.
—Y, por lo que veo, algún pariente anterior te heredó esa belleza —dije lanzándome al ruedo.
—Gracias, aunque la belleza es subjetiva, pero sí, mi padre biológico no era maya y salí distinta a mis hermanos —dijo sin ambages dejándome callado—. Mis dos papás son muy amigos, hasta la fecha, pero una noche, según me cuenta mi madre, los dos durmieron con ella; no sé si borrachos o de común acuerdo, pero así ocurrió. Mi papá me trata igual que a todos sus demás hijos. Los más chicos y los mayores a mí sí se parecen mucho entre sí. Lo supe hace poco que mi mamá me lo dijo.
—¿Gustas tomar algo? —ofrecí sin querer meterme en más de sus asuntos personales.
—Gracias, pero no tomo licor, con lo que toma mi marido es suficiente—explicó con un mohín de desagrado—. ¿Tienes refresco?
—¡Claro! —dije poniéndome de pie y abrí la nevera para mostrarle los que había.
—¡Ah, tienes Xtabentún frío! —exclamó Muunek al descubrirlo— ¡Quiero Xtabentún!
Me extrañé de su entusiasmo por el licor ...